Lucas Pusineri volvió a alinear a jugadores que, cada vez que entran en la cancha, vuelven a desperdiciar la oportunidad otorgada. ¿Hasta cuándo?
Está claro que la actual versión de Independiente no es buena, aunque probablemente decirlo así sea suave: El equipo probablemente sea peor incluso que el Rojo que dirigió Cristian Díaz allá por 2012. Sin embargo, también es cierto que hay jugadores que, cada vez que ingresan, vuelven a mostrar un nivel preocupantemente bajo, sobre todo en relación a lo que se espera de ellos.
Uno de ellos es Pablo Hernández. El Tucu había pasado un año sin poder asentarse y, cuando lo estaba haciendo con Sebastián Beccacece, una rotura ligamentaria lo retiró de las canchas. Con sus últimas actuaciones, los hinchas se ilusionaban con su vuelta, pero lo cierto es que no pasó de eso: Solo ilusiones.
El ex Celta de Vigo fue titular en cuatro de los seis partidos oficiales que jugó el Orgullo Nacional hasta ahora y, por el momento, no logró siquiera ser la mitad de lo que era al momento de su lesión. Pases a los costados, mal dados e incluso desapariciones intermitentes y largas, eso es hoy Hernández. Para colmo, en sus declaraciones post empate con Central Córdoba, el futbolista parece no darse cuenta, ya que declaró: “Con más minutos me voy a ir sintiendo mejor y voy a poder aportar todo lo que sé para el equipo”. La duda, entonces, radica en la cantidad de minutos que le hacen falta a un jugador que ni siquiera pareciera estar mejorando, pese a que él nota lo contrario.
El segundo deportista en cuestión es Andrés Roa. El colombiano llegó a mitad de 2019 lleno de expectativas y, a excepción de tres partidos, aún no logró siquiera alcanzarlas. Independiente hizo un esfuerzo muy grande por él, incluso tuvo que involucrarse Faryd Mondragón para poder retenerlo, y aun así no alcanza el nivel que se espera de él. También fue titular en cuatro de los seis encuentros que disputó el Rey de Copas hasta ahora, y en los otros dos entró desde el banco, siempre con un nivel pobre.
Al día de hoy, Roa sigue agachando la cabeza en las difíciles, dando pases erróneos, impropios de un jugador cuya tarea es armar juego y comandar los ataques. Ni siquiera se recuesta en alguna banda para intentar algún desborde con centro y, mucho menos, trata con remates al arco. Esta vez, con el elenco santiagueño, volvió a tener la misma versión que se viene viendo de él.
Finalmente, queda tal vez analizar a Carlos Benavídez. El uruguayo no iba a ser tenido en cuenta por Lucas Pusineri, cuyo titular es Lucas Romero y el suplente es Ignacio Pacchini, pero ante la rotación obligada por el encuentro con Fénix y la lesión de este último, el director técnico incluyó al ex Defensor Sporting y este le respondió. No tuvo un partido descollante, pero supo aportar en la marca y ser criterioso con la pelota en los pies, algo que a su compañero de dupla le faltó. Habrá que ver si Pusineri tomó nota de esto.
La consigna está planteada, con resultados a la vista. Hoy Independiente es un equipo a la deriva, que debe rearmarse, y hay futbolistas que, lejos de aprovechar sus chances, las desperdician una y otra vez. ¿Seguirán siendo parte de la reconstrucción del equipo?
