El último choque entre Independiente y Argentinos Juniors dejó una pista clara sobre el presente del equipo. Con el gol recibido en en el alargue del encuentro que terminó 1-1, ya en esa época quedó en evidencia una merma notoria en el rendimiento durante los segundos tiempos, que ocasionó dejar varios puntos en el camino.
Parecía mala suerte que un partido ganado se convirtiera en empate a los 47′ 30″ de la segunda etapa. Pero días más tarde, Tigre se llevó un triunfo a los 46 del complemento y Banfield hizo lo propio unas fechas después. Entonces, la mira no quedó solamente en el equipo y el entrenador (Santoro, con la herencia de Borghi), sino también en la preparación física.
El Bichi asumió a seis fechas del fin del Clausura ’08 con la base que le dejó Pepé. Culminado el torneo, encaró una pretemporada que se interrumpió durante diez días en los cuales se hicieron amistosos en los Estados Unidos y Canadá, una traba para un técnico que debía lidiar con los refuerzos y organizar el plantel para el campeonato local y la Copa Sudamericana.
Cuando se retiró en la novena fecha del Apertura, los jugadores cuestionaban que solamente se realizaban prácticas de fútbol reducido, lo que implicaba una exigencia física menor que luego impactaba en los partidos. Y, para colmo, las estadísticas mostraban que el conjunto que dirigió podía pelear la punta, pero sólo si los partidos duraban 45 minutos.
La situación empeoró por otro de los grandes males del Rojo de los últimos años: cambiar el DT en la mitad de la temporada. Nuevamente Santoro estuvo al frente, pero la urgencia le impuso enfocarse en sumar de a tres y, al mismo tiempo, comenzar a pensar en este 2009.
Con apenas dos de los cuatro refuerzos prometidos, los Diablos se entrenaron en Open Door para disputar el Clausura. Pero más allá del trabajo, los “diez mandamientos” y dietas para algunos, parte de lo hecho en el verano quedó en un segundo plano por los cambios en la formación, la evaluación constante del rendimiento… y hasta por las internas que luego motivaron la salida de Pepé.
Y así llegó el Tolo, quien la semana pasada dijo que los jugadores “tienen que rendir cuando los pongo, no tengo mucho tiempo”. ¿El resultado? Quienes más se destacan son los que no se prepararon a la par de sus compañeros, como Mancuello y Machín. Ahora es el momento de la escoba y seguir buscando a los que respondan mejor, apuntalando la habitual caída en el tiempo complementario. Pero para el siguiente torneo, será un factor importante a tener en cuenta.
