La columna vertebral del Rojo no funcionó en todos sus puntos correctamente. El Ruso Rodríguez, Vidal y Montenegro estuvieron a la altura, pero entre los centrales y Parra hubo imperfecciones.
El que alguna vez jugó al fútbol o es apasionado de este deporte sabe que en la cancha todos los equipos tienen un eje y, más allá de las tendencias por quererlo cambiar, este va de arco a arco en línea recta. O sea, arquero, zaguero, volante central, enganche y nueve de área.
Esta tarde en Varela, Diego Rodríguez estuvo bastante firme, aunque contó con la poca efectividad y mala puntería de los delanteros de Defensa y Justicia. También Marcelo Vidal completó un buen partido haciéndose dueño de la zona de volantes, manejando con criterio la pelota y hasta llevando peligro al área rival con su remate de media o larga distancia.
Párrafo aparte para Daniel Montenegro que cada día demuestra más su calidad. Siempre intentando jugar la pelota con criterio, haciendo jugar al equipo y fundamentando la implicancia que tiene sobre el funcionamiento del resto de sus compañeros. Además aporta remate de afuera y pase limpio. Es el mejor jugador del conjunto y ahora así lo hace sentir.
Sin embargo, esta tarde ante el Halcón no estuvieron bien dos sectores de la columna vertebral mencionada: Parra que jugó de espaldas al arco y tan sólo tuvo una jugada de riesgo sobre el final del partido, y la dupla central que recién se acomodó al encuentro en el complemento cuando el local bajó la intensidad de sus ataques.
Esto llevó a la conclusión final de todos. El empate estuvo bien. Cuando Defensa atacó, la zaga central y la última línea del Rojo hicieron agua. Cuando Independiente tuvo la pelota, le faltó profundidad porque Parra salió mucho del área, luchó pero no logró hacer pesar su presencia en ataque. Habrá que trabajar en ambos extremos para lograr un funcionamiento acorde como fue en los últimos encuentros en Avellaneda. Habrá que animarse a ganar afuera de casa.
