El segundo ciclo de Américo Gallego en Independiente fue de menor a mayor. Volvió al club que había llevado a la gloria en 2002 y, de arranque, se pegó un golpazo de aquellos: 5-1 en el Sur ante el líder Lanús, por la octava fecha. Antes del encuentro había dicho que tenía plantel para salir campeón, tras la derrota prometió una profunda limpieza.
El desconcierto en esos meses fue terrible: sacó y puso jugadores a lo loco, criticó, se quejó, pidió perdón y, sobre todo, perdió. De los 15 encuentros que dirigió, cayó en 7, empató 5 y ganó apenas 3. Y las caídas no fueron así nomás: en el recuerdo quedaron las palizas de Banfield (5-0) y de los suplentes de Estudiantes (5-1).
En esos meses, además, hizo debutar a varios juveniles en la Primera División que luego descartó. En total, fueron siete: Franco Simonetti, Nicolás Delmonte, Samuel Cáceres, Matías Canteros, Héctor Echagüe, Roberto Vissio y Fernando Godoy, el único que tuvo continuidad.
Tras el desastroso arranque, Gallego realizó una profunda limpieza, reforzó el plantel con jugadores que eran incógnitas (Walter Busse, Walter Acevedo, Martín Gómez), algunos que eran apuestas (Ignacio Piatti) y un par de hombres de la casa como Carlos Matheu y Andrés Silvera. Y en Necochea comenzó a armar, por fin, un equipo…
El Apertura 2009 fue muy bueno, con triunfos históricos como los de la Bombonera y el Monumental, donde el Rojo no ganaba desde hacía muchísimo tiempo. Es más, en ese campeonato, ganó los cuatro clásicos que jugó, y todos de visitante.
De los 19 partidos, se impuso en 10, empató 4 y perdió 5, el más recordado ante Banfield en la fecha 15,encuentro que de haber ganado lo hubiera puesto con muy buenas chances de ser campeón. Sin embargo, el equipo del Tolo, que se había forjado hace poco, completaba una aceptable primera mitad de temporada.
Además de los buenos triunfos y los pasajes de buen fútbol, lo más rescatable fueron los debuts en Primera de tres valores que hoy son de los más importantes en el Rojo: Adrián Gabbarini, quien entró por el lesionado Hilario Navarro y no salió más, Leonel Galeano, reemplazando al también lastimado Carlos Matheu, y Julián Velázquez.
Para este Clausura 2010, pese a que pidió refuerzos de categoría, sólo llegaron Leandro Gracián y Gabriel Vallés. Para colmo, antes de empezar el campeonato, se le rompieron por largo tiempo el capitán Matheu y Martín Gómez. Sin embargo, tras superar un arranque dubitativo, encadenó una buena cantidad de triunfos y se subió a la cima.
Pero durante el torneo también se le fueron cayendo soldados (Walter Busse, fracturado, el más grave), el juego del equipo fue desmejorando, sus decisiones no fueron del todo acertadas y en la recta final, cuando todo hacía prever que por fin el Rojo daría la vuelta, el equipo se cayó.
Así, repitió la campaña de Apertura, con 10 triunfos, 4 pardas y 5 derrotas, redondeando una suma total de 68 unidades en la temporada, ubicándose 5to en la tabla general y clasificándose a la Copa Sudamericana tres fechas antes del final. En el debe: no hizo debutar a ningún pibe.
En total, promovió a 10 juveniles, de los cuales tres son figuras hoy en el equipo, y consiguió la mejor campaña de Independiente en los últimos 10 años, la segunda mejor en la historia del club en torneos cortos detrás de la de 71 unidades del año 96-97. Así, en su segundo paso por el Rojo, ganó 23 encuentros, empató 10 y perdió 17. Y se fue nomás…
