Si bien se puede dar que un empate sirva para definir de local ante Patronato sin depender de otro resultado, Independiente debe salir a ganar en Córdoba ante Instituto. Debe tratar de hacer lo que mostró en el segundo tiempo ante Defensa y Justicia aunque sin descuidarse atrás.
Para esto la tarea en la recuperación y amor propio que le puedan dar al equipo Franco Bellocq y Martín Zapata va a ser primordial. Sin dudas, que la vuelta de Federico Mancuello al once titular es más que saludable. Aún, cuando sin él, el conjunto de Omar De Felippe mostró determinación y compromiso para dar vuelta sendos resultados.
En este panorama, recuerdo que hace un tiempo atrás alguien me dijo una frase que me quedó rebotando en la cabeza: “Los objetivos no llegan, se alcanzan”. Y, trazando un paralelismo, todos en Independiente, por obligación y por respeto a la camiseta que defienden, tienen que pensar lo mismo. Por eso resalto y adhiero a las palabras del DT, el Rojo tiene que ir a ganar a Córdoba.
Entendamos ganar como una posición firme ante una final. Entendamos ganar como una idea que representa a nuestra Institución. Entendamos ganar como una obligación poco lúdica. Entendamos ganar dentro del juego que nos apasiona. O sea, ganar para acabar con una pesadilla interminable, tratando de no perder la posibilidad de depender de nosotros mismos.
Y, si el objetivo se cumple esta fecha, algunos festejarán; otros lo tomaremos como la alegría de haber encontrado el antídoto a una enfermedad que nos dejará seguir viviendo pero con secuelas eternas: muchos llorarán y, seguro, que todos nos ilusionaremos con un resurgir, con el famoso “volver a ser” y para eso se va a necesitar compromiso y acción. Todo para lograr eso que escribí más arriba. Sí, lo de los objetivos esos que no llegan, sino que se alcanzan.