Lucas Romero y Juan Insaurralde son los indicados para liderar un once que, en cada partido, demuestra que no hay una idea de juego. ¿Por qué siguen teniendo un rol preponderante?
Independiente es un equipo endeble, y como si fuera poco, encima no tiene una idea de juego. Es cierto que se han ido jugadores importantes y han llegado otros de menor jerarquía, pero también lo es que los referentes no son los necesarios. Si no lo creen así, miren tan solo al capitán y al subcapitán.
Arrancando por el primero, Lucas Romero hace rato que no genera absolutamente nada. Llegó en 2019 bajo una ola de expectativas, y le costó horrores asentarse. En 2021 había levantado mucho el nivel, pero luego de la lesión, volvió a ser el de antes. Sin marca, sin juego y con, apenas, algún que otro tiro aislado, cada partido demuestra más que no tiene nivel. ¿Qué le ve Eduardo Domínguez para que sea titular y, además, para que lleve la cinta?
Pasando al subcapitán, Juan Insaurralde ya no puede siquiera formar parte de la zaga central. Llegó y fue importante para que Sergio Barreto subiera su nivel, pero hoy pierde absolutamente todas las marcas. Perdió a Mauro Boselli con Estudiantes, dejó pasar todos los pases filtrados con Godoy Cruz, y con Racing fue partícipe en los goles de Gabriel Hauche y Enzo Copetti. Con Central Norte, el colmo: Cayó al piso nadie sabe cómo ni por qué, y permitió que los salteños se pongan arriba. ¿Peor que eso? Es el capitán cuando no está el Perro.
Lo único que les da un lugar tan importante, es el tiempo que llevan, pero a fin de cuentas no son más que protagonistas de uno de los peores momentos de la historia de Independiente. Damián Batallini y Leandro Benegas, con menos tiempo, muestran más ganas, y ni hablar de los más jóvenes. ¿No es hora de que jueguen solo los que tienen ganas, como supo decir Eduardo Domínguez?
