En esta nueva edición de Gambetas y Diablitos vas a poder conocer al marcador de punta de la Reserva, que arrancó como enganche y destaca por su velocidad.
Independiente tiene un semillero enorme en Villa Domínico, cuna de los sueños de cientos de futbolistas. En el mismo se encuentra Luciano Barros Ayala, un lateral por derecha de 18 años que juega actualmente en la Reserva. Para empezar, en diálogo con InfiernoRojo, el juvenil contó: “Vivo en Lomas de Zamora, con mis viejos. Estoy desde los 11 años, y estoy jugando en Reserva“.
Siguiendo la misma sintonía, Lucho profundizó en su camino antes de llegar al Rojo: “Yo jugaba de chiquito. Mi abuelo era técnico de Los Andes, y llegó un momento en que me hacía jugar con las categorías más grandes. Cuando salió la 2005, empecé a jugar”. Y completó: “Llegué a Independiente a los once años. Jugaban Los Andes e Independiente, era enganche, e hice un gol de tiro libre. A las dos semanas me vine a probar, estuve dos o tres meses, y quedé. Al año siguiente me tuve que volver a probar por un tema de cambio de técnico, y volví a quedar”.
Pese a ser de Lomas de Zamora, partido que queda cerca de Avellaneda, el futbolista reconoce que el viaje le lleva bastante tiempo. Al respecto, contó: “Al principio era complicado. Entrenaba a la mañana, estudiaba a la tarde, y como vivía lejos, corría todo el tiempo“. Y añadió: “Terminé el colegio el año pasado”.
Los chicos varían su posición. Es normal que empiecen jugando más arriba, y los vayan probando en la línea defensiva. El caso de Barros Ayala no es la excepción, y explicó: “Varié mucho. Llegué siendo enganche, el primer técnico en Independiente me hizo 8, y Luciano Bellera me hizo jugar de lateral derecho por faltante. Me sentí más cómodo”. Y se autoanalizó: “Me destaco mucho por la velocidad y la pegada, tengo buenos centros. Me gusta desbordar por fuera y por dentro. Tengo que saber mejorar la marca, esperar mejor al rival”.
El lateral lleva poco tiempo en Reserva, aunque ya es uno más. Sobre el salto, fue contundente: “Estuve muy contento porque ya lo venía esperando desde hacía mucho. Entraba a la cancha y estaba muy contento, hasta tenía ganas de llorar de la felicidad”. Y, sobre lo que cambia, reconoció: “El ritmo de juego en los entrenamientos y los partidos. Lo físico cambia muchísimo, y la intensidad también. Costó algunas semanitas adaptarse”.
Al finalizar, en diálogo con InfiernoRojo, Luciano Barros Ayala habló a corazón abierto sobre lo que significa Independiente para él: “Estoy muy contento con el club. Son siete años, le tengo un amor muy grande, y es una casa más“.
Foto: ph.arita