Cualquier otro jugador lo hubiese visto desde afuera, sin embargo, el Mariscal se infiltró la rodilla y se bancó el partido hasta que no pudo más. Facundo Parra recibió una fuerte patada en su tobillo.
A su regreso algunos manifestaron dudas. Que la lesión, que hace tiempo no juega en Europa, que a qué viene, etc. Sin embargo, su entrega por el club es loable al máximo. Es ídolo en todo sentido. Vino para continuar su carrera y a devolverle algo al club que le dio tanto. Su personalidad lo llevó a ser el capitán desde arranque y a ser un referente por peso propio.
Es cierto que, al igual que todo el plantel, no estaba atravesando su mejor momento en este Clausura 2012. Sin embargo, su amor por la camiseta y la importancia que tenía el encuentro de este domingo en la Bombonera, lo llevó a infiltrarse la rodilla y jugar dejando todo en cada cruce, sin importar la historia clínica que rodea esa articulación de su cuerpo.
Recién a los 26 del segundo tiempo miró al banco y le dijo a Cristian Díaz que tenía que salir. Se lo notó con dolor, rengueando y hasta con bronca por abandonar a sus compañeros cuando el marcador mostraba un empate 3 a 3 y Boca se venía. Hasta Tuzzio se sorprendió.
Milito demostró ser un patriota de Independiente. Es un ejemplo y se merece todo el respeto, incluso cuando no llegue a algún cruce o su rival lo deje desairado.
Otro que también salió con un golpe fue Facundo Parra. El delantero que ingresó por un contracturado Patricio Rodríguez, recibió un patadón en su tobillo y se verá durante la semana su recuperación.
