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Mucho ruido y pocas nueces

Maximiliano Velázquez, molesto por haber perdido el puesto ante un juvenil del Club, dejó Independiente y volvió a Lanús. Llegó como un gran refuerzo, pero nunca colmó las expectativas.

Caso particular el de Maximiliano Velázquez. El defensor llegó en 2010, junto a Roberto Battión, Cristian Pellerano, Nicolás Cabrera, Cristian Pellerano y Facundo Parra. Sus antecedentes eran alentadores: estandarte y capitán de Lanús, donde jugó 237 partidos, marcó 14 goles y fue una de las figuras del equipo campeón del Apertura 2007. A priori, un gran refuerzo para suplir la salida de Lucas Mareque.

Pero apenas el entrerriano pisó Domínico, comenzaron los problemas. La casi segura transferencia de Mareque al fútbol francés se demoró hasta, finalmente, cancelarse y Velázquez, que comenzó el Clausura (2 a 2 ante Vélez) como titular, cambios de esquema mediante, comenzó a perder terreno. Ante Argentinos, por la segunda fecha, estuvo en el banco de suplentes, pero luego quedó fuera de los convocados en la previa del clásico con River. Y estalló la bronca.

“Nunca me tocó vivir esto en mi carrera y es muy difícil, más que nada por el presente que tenía en Lanús. Yo quiero jugar, pero hoy no me toca estar ni siquiera entre los concentrados. Se lo planteé al presidente y me dijo que sea paciente, pero si no venden a Lucas me gustaría irme”, vociferó. Luego regresó ante el Bicho – esta vez por la Sudamericana – y trató de bajar los decíbeles: “No quise generar tanto lío. Ahora estoy contento y me tocará demostrar porque llegué a Independiente”. Fue el primer antecedente.

Ese, justamente, fue el principal déficit del defensor. Luego de reclamar a viva voz, y conseguir un lugar entre los once, nunca terminó de justificarlo. Claro ejemplo el del partido ante Colón, en Santa Fé, en el que venía cumpliendo una buena tarea, con un golazo inclusive, pero vio tontamente la tarjeta roja, luego de un golpe a metros del juez de línea y dejó al equipo con 10. Campeón de la Sudamericana, su mejor momento lo tuvo en esa Copa. Incluso pateó el primero de los penales decisivos ante el Goiás, en la final.

Pero nunca se afirmó en el puesto. Con la partida de Mareque, al tiempo llegó el uruguayo Adrián Argachá, quién en algunos partidos ocupó el lateral izquierdo. Luego de ser titular durante toda la pretemporada, excepto ante San Lorenzo, con bajos rendimientos ante Boca y Racing – el peor de los dos – Ramón se decidió por el juvenil Lucas Krupszky, que hace tiempo pide pista desde los seleccionados juveniles. Otra vez, como en 2010, Maxi se molestó.

Primero dejó trascender sus intenciones de irse, para luego desmentirlo. Finalmente, tras varias vueltas, su salida parece estar a punto de sellarse. Hoy quedó resuelta su rescisión, a cambio de una deuda pendiente, y regresó a Lanús. Se fue con demasiadas pretensiones. Y muy poca autocrítica.

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