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Nadie quiere ser el próximo Laso

A menos de un mes para el inicio de la Copa de la Liga, Independiente sigue inhibido y no hay voces oficiales al respecto de la situación. Y los jugadores buscados en el mercado buscan saber si podrán ser habilitados en caso de sumarse.

Independiente está en problemas, no importa cuando leas esto. Lo más lamentable es que parece ir acostumbrándose a que en cada receso haya complicaciones graves por una crisis que resulta interminable y que cada vez tiene más consecuencias. La partida de Silvio Romero, desgastado por el día a día de un club conflictuado institucional y económicamente, expuso nuevamente la cruda realidad del Rojo, que está más en rojo que nunca. Ahora, la necesidad deportiva de sumar refuerzos aprieta tanto como las sentencias de FIFA en contra. Y ante cada sondeo por un nombre que interesa, la consulta se reitera: ¿Van a poder levantar las inhibiciones antes del cierre del libro de pases para habilitar a los que lleguen?

Nadie quiere ser el próximo Joaquín Laso. Vale recordar el caso reciente del defensor que fue la única incorporación del mercado pasado, pero que se perdió nueve partidos porque la dirigencia de Independiente no logró destrabar a tiempo la totalidad de las inhibiciones. Los directivos del Torino no aceptaron de movida el pago en cuotas y todo se fue dilatando. Mientras tanto, el zaguero que había priorizado sumarse al Diablo veía desde afuera cómo las semanas pasaban y él únicamente podía entrenarse sin saltar al campo de juego.

Pues bien, esa situación tiene probabilidades de reiterarse en el inicio del 2022. Es que Independiente está actualmente inhibido para registrar nuevos contratos. Son cinco deudas diferentes que acumulan más de un millón de dólares en total. Las opciones son pagar o acordar planes de pagos en cuotas. Para lo segundo, deberá contar con la predisposición de cada una de las otras partes que buscan cobrar lo adeudado.

No es un panorama sencillo. Por eso, los jugadores que reciben un llamado desde Avellaneda y escuchan que son pretendidos por Eduardo Domínguez, lo primero que quieren saber es si no correrán la misma suerte que Laso el año pasado. Y es lógico, nadie busca dar un salto a un grande y luego tener que padecer un prolongado tiempo de inactividad con el estrés que conlleva la incertidumbre de no saber qué pasará con su futuro en una institución que hace rato no da garantías económicas.

Este factor resulta la principal barrera hoy en el mercado de pases rojo. La tarea de Daniel Montenegro, el asesor deportivo que ya actúa como un verdadero mánager, será la de persuadir a los apuntados que la historia no se repetirá y que esta vez todo será diferente, con el riesgo de poner en juego su palabra si finalmente la dirigencia no cumple con el objetivo de desatar el quíntuple nudo de las inhibiciones. ¿Habrá alguno que le dé el sí, a pesar de todo?

Por ahora, las bocas permanecen cerradas en la dirigencia. No hay ninguna voz oficial que salga a explicar el cuadro de situación ni mucho menos que dé alguna seguridad de que se resolverán estas cuestiones en tiempo y forma. Mientras tanto, todo sigue siendo un gran signo de interrogación, algo que no resulta muy seductor.

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