Independiente igualó 1-1 en el campín de Bogotá ante su homónimo de Santa Fe, Colombia. Se acabó un sueño, que en esta eliminatoria se convirtió en pesadilla por lo mal e impreciso que estuvo el equipo. Pagó caro los errores en ambos encuentros y quedó afuera ante un rival ordenado pero que poco hizo para clasificar.
Ahora sólo queda el objetivo de ingresar a la Copa Libertadores por la Liguilla.
Era una empresa difícil. Ganar en el Campín de Bogotá, ante un rival muy ordenado que apoyado en su condición física y en la altura podía dañar. Sonaba a imposible. Sin embargo, Independiente tenía con qué. O por lo menos figuraba así en los papeles.
Lo cierto es que, al igual que en el partido disputado en Avellaneda, los de Mauricio Pellegrino tuvieron muchas imprecisiones, sobre todo en los últimos metros, estuvieron erráticos a la hora de crear juego y padecieron, toda la serie, de ideas para dañar a su rival.
Así fue que el Rojo tuvo la pelota, pero no supo qué hacer con ella. Diego Vera, muy solo arriba, fue junto con los centrales, las figuras más destacadas del equipo por su actitud, entrega y solidaridad. Ahora bien, de fútbol, poco y nada.
Por su lado, Independiente Santa Fe se mantuvo ordenado y se multiplicó en defensa para cerrar espacios y presionar en mitad de cancha. Esto hacía imposible el avance del rival y como si esto fuese poco, pudo abrir el marcador. Tiro de esquina, Pellerano que pierde en lo alto y llega el 1-0.
Resultado final con el que se fue la etapa inicial. Para el complemento, Pellegrino no quiso perder más tiempo y envió a Cristian Rodríguez al terreno de juego. Con el Cebolla en cancha, el Rojo ganó en intensidad, fue más profundo y por momentos pareció mandar. Sin embargo, los minutos iban pasando y, justamente, nada pasaba.
Los colombianos empezaron a encontrar espacios y a querer liquidarlo de contra. Sólo una vez chocaron con Diego Rodríguez, el resto fue pura impericia propia. La única que terminó dentro del arco del Ruso en el complemento fue mal anulada por fuera de juego.
Independiente siguió yendo pero siempre chocaba con algo. Es más, pareció que ni el tiro del final le había salido, pero la mano divina se apiadó y le permitió encontrar el empate. Iban 91 minutos de juego cuando Cebolla recibió un gran pase de Juan Martín Lucero y remató al primer palo. La pelota dio en el poste, pero el rebote lo capitalizó Viruta que metió un buscapié que dio en un defensor colombiano y terminó siendo gol en contra de Robinson Zapata.
Con el empate consumado, Independiente exigió que descontara un minuto más de los tres que ya había marcado. Esto se debió a la tardanza del equipo local en sacar de mitad de cancha. Sin embargo, el árbitro se quiso sacar el partido de encima y decidió cortar un avance peligroso del Rojo que estaba a un paso de la clasificación.
Lo cierto es que no se dio. La frustración es grande. La ilusión estaba intacta, pero hay que señalar que se perdió claramente por impericia propia de Independiente. Ojalá, se aprendan de estos errores para volver a ser.
