La renuncia de Fabián Doman es una medida que tendrá que emplear cualquier componente dirigencial que piense el club como un trampolín personal. ¡A barajar y dar de nuevo!
Las cosas vienen muy mal en Independiente, en un club que no puede levantarse de los tropiezos que viene teniendo desde hace años. Con una dirigencia nueva que buscaba acomodarse y se encuentra con la renuncia del presidente, con un Fabián Doman que dejó su cargo en Independiente, en unos pasos que tendrá que seguir quien pregone su beneficio personal o simplemente no pueda invertir el tiempo en la salud del club.
La noticia de la salida de Doman es fuerte y empaña nuevamente al estatuto, ese que quedó manchado cuando la gestión anterior interrumpió unas elecciones, volviendo a esto con la ex cabeza del oficialismo yéndose a los seis meses de comenzada la gestión. Esta mala noticia puede significar un nuevo amanecer en el Rey de Copas, en el que quienes no prioricen su bienestar personal deban seguir los pasos del periodista, ex conductor de Cuestión de Peso, quien se bajó del barco.
El socio está cansado y preocupado de años de malaria política, en una nueva dirigencia que estará constantemente bajo la lupa, con mucha gente que trabaja entre sí por el amor a que al más grande de América le vaya bien y siendo idónea en sus funciones, pero con la certeza de que pueden surgir imprevistos como el de las últimas horas, que solo sirvan para perjudicar la vida del club.
No obstante, todo esto deja algo muy en claro, quienes tengan su regocijo personal como bandera, hacer negocios personales de la mano del club o cualquier cosa que se asemeje tenga que marcharse del Rojo ahora. Las cosas están claras, quienes no puedan o quieran sumar que se vayan, este club es demasiado grande para ser gestionado part time. ¡A despertarse!