Viviste el clásico, gritaste, puteaste, te emocionaste: fue tan intenso y tan eufórico a la vez. Te sacaste cinco fechas de desahogo, volviste a llenarte la garganta de gol, justo ante los vecinos: contra los que más te gusta ganar.
Ellos, los jugadores, respondieron al pedido, cambiaron la cara, pusieron la camiseta un poco a la altura acorde, a la que se merece la historia de Independiente, aunque aún no la necesaria. Pero lo más importante es que demostraron que se puede: con bolas, con garra, con amor propio y un poco de fuego sagrado, con una pizca de buen fútbol, sí, todo es posible. Ellos demostraron que querían ganar el clásico, tanto como vos, como todos nosotros. Como aquellos que estuvieron y la vivieron en la cancha, que desgarraron sus gargantas, que dilapidaron su voz durante más de dos horas, que encendieron esa llama que late desde muy adentro nuestro. O como aquellos otros, que no pudieron estar por alguna u otra razón, pero que, mediante tele o radio, sintieron que estaban en el Ducó.
Hoy tenés que estar de nuevo, agitando tu bandera roja, revoleando tu camiseta, saltando por estar con él, por acompañarlo, porque es parte de nuestra vida. Porque es el ROJO. Hoy, otra vez, el club y también los jugadores, nos necesitan. Ellos demostraron que quieren cambiar la historia. Acompañémoslos, demostrémosles que si ellos responden van a tener siempre nuestro apoyo incondicional. Vayamos a pintar La Plata de ROJO, a dar el gran golpe y a vivir, nuevamente, con la ilusión de que con huevos todo es posible.
No importa si solo nos dan dos mil entradas, solo importa que, otra vez, esos millones de hinchas de INDEPENDIENTE volvamos a sentir orgullo por nuestros jugadores. El ROJO nuevamente te necesita, no le falles, los jugadores nos regalaron el clásico, nosotros regalémosle nuestro sentimiento, nuestra pasión. A copar La Plata, a volverse con los tres puntos y con esa incomparable sensación de saber que se puede.
Por Lucas Sawczuk para InfiernoRojo.com
