Independiente no pudo con Almirante Brown, anteúltimo de la B Nacional. Apenas empató en uno y sobre el final se comió cuatro goles inexplicables. Hace unas fechas tampoco había podido con el último, Villa San Carlos, y ya quedó 4 en la lucha por el ascenso.
Independiente tenía que ganar. No había otra. Era ganar o ganar. Ya sea por historia, por realidades, por el objetivo de cada uno, por la diferencia de planteles… Era un partido similar al de Brown de Adrogué o al de Villa San Carlos. Y, al igual que en los dos encuentros mencionados, el equipo le regaló a los hinchas un momento vergonzante más.
En el primer tiempo los de Omar De Felippe no jugaron a nada. Se intentó con los laterales, con alguna arremetida de Federico Mancuello o de Hernán Fredes. Lo cierto es que la clave estaba en Federico Insúa, pero el Pocho no tenía aliados y al Rojo se le complicaba dañar a su rival.
Sí lo tuvo Facundo Parra tras una buena contra comandada por Mancuello, pero el nueve del Rojo la terminó mal. Más tarde fue el propio Mancu el que recibió de Matías Pisano, dentro del área, y si bien su movimiento fue correcto, a la hora de definir no tuvo justeza y se perdió la chance.
Para contar algo más, hay que sumar un tiro libre de Insúa y algún remate lejano. En defensa, no pasó momentos difíciles, claramente porque Almirante Brown no atacó. Y, como casi sin buscarlo, fue Fredes el que recibió de Pisano y dibujó una jugada sensacional. Se sacó dos jugadores de encima, eludió a un tercero y con gran calidad y potencia clavó la pelota en un ángulo. Iban 41 minutos del inicio y el local se iba ganando al cierre.
En el complemento el equipo entró dormido. Casi lo sacude Almirante, que por cómo se dio el final, avisó que podía traer problemas. El Rojo de a poco se empezó a aferrar al gol y al triunfo corto. Parra salió lesionado por Sebastián Penco y al toque Omar De Felippe puso a Cristian Menéndez por Pisano. Sí, la última modificación la miraron de reojo.
Para colmo, a los dos minutos, exactamente a los 26, llegó el baldazo de agua fría. Una jugada aislada en la que la defensa de Independiente se durmió y le permitió a Almirante Brown llegar al empate. Un centro desde el costado izquierdo, de un jugador que llega sin marcas, para Figueroa que le gana a los dos centrales y con un movimiento poco ortodoxo deja sin chances al Ruso.
A partir de ahí todo se hizo cuesta arriba. La gente comenzó a reprobar. La bronca se adueñó de todos y los jugadores se dieron cuenta que era hora de atacar. En menos de 7 minutos Independiente creó cuatro chances de gol realmente muy claras. La primera fue tras un desborde de Villalba, Insúa la deja pasar y Menéndez le pifió de frente al arco.
En la siguiente Hernán Fredes le metió un pase genial a Mancuello que le gana de alto al arquero, pero la pelota pegó en el palo. En esta ocasión la suerte le jugó una mala pasada. Pero, un minuto después, exactamente a los 40 otra vez Fredes lo habilita a Menéndez que de cabeza le deja el gol a Penco, pero este dilapida la acción errándole al balón a metros del arco.
La última, también fue para “Motoneta” Penco quien tras un rebote que salió tras el remate de Ojeda, cabeceó directamente afuera, al lado del primer palo. Esto no solo generó más calentura entre los hinchas, sino que demostró la carencia técnica y la flaqueza en la contundencia de los delanteros de Independiente.
En fin, Ceballos dio por finalizado el encuentro. Ni bien Almirante Brown consiguió el empate lo pudo haber ganado con un remate de afuera. Luego fue Independiente que lo fue a buscar como lo tendría que haber buscado todo el partido. No obstante, el equipo sumó otra vergüenza más. Los hinchas están desilusionados y ven como este plantel de a poco nos vuelve a dejar un año más en la B… Es hora de que entiendan en donde están jugando, qué representan y salgan a ganar en serio, como hombres.
