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Independiente no puede incorporar jugadores, y los que alguna vez fueron queridos, no tienen deseos de retornar. ¡Peor imposible!

El presente de Independiente es caótico, al punto de que parece sacado de un película de terror. Compárenlo con la que más miedo dé, y seguramente la comparación será correcta. Porque es así: El Rojo está inhibido, no puede incorporar y, para colmo, nadie quiere volver. Ojalá fuera solo una opinión de un paranoico, pero es la triste realidad.

Empezando por la peor parte, los chicos que hicieron las inferiores, salieron del Diablo y supieron triunfar, no ven con buenos ojos una vuelta. Esequiel Barco termina su contrato con Atlanta United en diciembre de 2022, y era el momento perfecto para repatriarlo. Sin embargo, la dirigencia ni siquiera movió un dedo para contactarlo, y River puso primera para llevárselo. Si, un joven salido del más grande con la camiseta de uno de los mayores rivales.

Nicolás Figal es otro que podía volver. El defensor supo ser parte del plantel que ganó la Sudamericana 2017 y la Suruga Bank 2018, y a diferencia de otros, quería volver. Desde Independiente, por su parte, lo rechazaron. ¿Cómo sigue la historia? Boca aprovechó y se lo llevó. Si, otro de los adversarios más grandes del Rojo.

La CD hizo el intento (si es que realmente lo fue) por Federico Mancuello y Emmanuel Gigliotti. El primero, que ya había sido rechazado en 2020, se terminó yendo a Puebla, mientras que el segundo pasó a Nacional de Montevideo. Ninguno de los dos puso como prioridad al Rey de Copas.

Mientras tanto, del plantel actual, cada vez quedan menos jugadores. Silvio Romero ya se fue a préstamo a Fortaleza, y Fabricio Bustos quedará libre a mitad de 2022. Si, dos jugadores clave del equipo, tienen destino fuera del Diablo.

Y hablando de jugadores clave, Alan Velasco se quiere quedar. Sin embargo, la dirigencia pretende regalarlo para sacar algo de dinero y poder arreglar los problemas que generó en el pasado. Otro que desea seguir en Independiente es Lucas Rodríguez, pero todavía no se comunicaron con él.

Así está el Rojo. La mayoría de los jugadores no quieren volver, y los que desean hacerlo, son rechazados. Otros, por su parte, se quieren quedar, y el deseo desde la CD es sacárselos de encima. El destrato es sistemático, y a este paso, el futuro es desalentador. Antes era un orgullo jugar en Independiente, hoy la historia es otra.

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