Independiente perdió 1-0 ante un Gimnasia y Esgrima de Jujuy limitadísimo que llegó al gol a la salida de un lateral, por medio de un cabezazo de Matías Quiroga y gracias a una desconcentración de Cristian Tula. Así perdió la chance clara de quedar en zona de ascenso.
Parece que el plantel de Independiente no está a la altura de un ascenso.
Tanto Independiente como el local, Gimnasia y Esgrima de Jujuy, jugaron un primer tiempo en el que no se dañaron. Ninguno se hacía cargo del juego. Es más, los dos tenían el pelotazo como el eje central de su forma de “atacar”. La otra, era la pelota parada.
Más allá de alguna llegada aislada, la primera a fondo y de fútbol que tuvo Independiente fue a los 26 minutos. Hernán Fredes tomó la pelota en el mediocampo, la abrió para Martín Zapata que corrió por el carril derecho y la cambió toda para Daniel Montenegro, que de primera y de cabeza intentó habilitar a Adrián Fernández. El pase fue largo y se dilapidó la jugada.
A partir de ahí pareció como que los de Omar De Felippe comenzaban a crecer. Y, si bien, el Lobo Jujeño intentó alguna arremetida, no inquietó a Diego Rodríguez. Es más, a los 30 un pelotazo casi sin destino de Sergio Ojeda desde la mitad de cancha se convirtió en un centro preciso para Fernández que se anticipó a todos, pero su cabezazo se fue alto.
Un minuto más tarde, fue Vallés el que probó de lejos. Parecía no tener peligro, pero un rebote en un defensor dejó a Fernández y Parra ante el arquero. Ambos delanteros se molestaron entre sí y no pudieron concretar. Luego, fue otra vez el atacante paraguayo del Rojo que tuvo en su pierna hábil la posibilidad de marcar, pero su remate desde lejos también se fue alto. Así se fue el primer tiempo. Sin goles, sin chances y una deuda muy grande de fútbol.
El complemento se inició con un Independiente más comprometido con ir a buscar el triunfo, pero con la misma carencia de ideas de siempre. Cada ataque era una muestra más de lo poco que se juega al fútbol. Es más, salvo alguna aproximación no hubo nada en concreto hasta los 11 minutos. Ahí, fue cuando Parra habilitó perfectamente a Zapata, que definió muy bien y marcó. No obstante, el juez de línea levantó la bandera. La jugada fue muy fina, pero el volante estaba habilitado.
Luego hubo que esperar hasta los 18. Otra vez fue Zapata el protagonista, porque tras un tiro indirecto recibió del Rolfi, se la llevó con el cuerpo y su remate de volea fue a las manos del arquero. Independiente llegaba con poco, porque el rival demostraba sus limitaciones. Sin embargo, no abastecía correctamente a sus delanteros y dejaba pasar la chance.
A los 23 minutos, Gimnasia avisaba que no se iba a resignar al punto, cuando Desvaux no llegó a conectar un centro rasante al área del Rojo. En el despeje respondió el visitante. Tras una habilitación la pelota le quedó en la contra a Vallés mano a mano para encarar. Claro que no es su juego y decidió tocar al medio a Fernández, pero el paraguayo que tiró a colocar le pegó alto.
Los minutos pasaban y el Rojo perdía todas sus aproximaciones. Y, como suele suceder, Gimnasia aprovechó casi la única que tuvo en el complemento. Lateral desde el sector derecho del ataque. Sergio Ojeda pidiendo el cambio, Cristian Tula levantándose sus medias y Matías Quiroga atento, jugando al fútbol y trabajando para su equipo de tal manera que recibió solo en el área y con un cabezazo exacto venció a un Ruso que nada pudo hacer.
Así Gimnasia marcó la única diferencia del partido a los 27 minutos. Luego sólo se dedicó a cuidarla como pudo. Claro, Independiente también fue como pudo, porque ideas no tiene. De Felippe tampoco, porque lo mandó a Pisano en lugar de Zapata y luego a Miranda por Fredes. Insúa vio todo el juego desde el banco. El equipo fue puro centro intrascendente y algo de empuje. Recién en el final lo arrinconó, pero no pudo doblegarlo. El Lobo Jujeño con nada se quedó con los tres puntos y se metió en la pelea.
Enfrente, Independiente perdió una vez más viajando al interior. Dejó una imagen paupérrima de equipo que no sabe a qué juega o cómo hacer para jugar a algo. Jugadores desconcentrados, con cero compromiso que partido tras partido hipotecan las pocas chances de ascenso que quedan. Les faltó viveza. Les faltó estar despiertos. Les faltó, como siempre, representar estos colores como se lo merecen.
