Julio Comparada debería replantearse varias cosas en la vida política-empresarial que lleva al frente de Independiente. Desde los aberrantes errores propios de un ingenuo pragmatismo, hasta ese paupérrimo slogan donde indica que él “piensa como usted”. Un grosero error, no sólo por la desgracia de la frase, sino por la poca autocrítica que tiene el presidente. La idea de esta columna no es criticar ponzoñosamente, sino darle un baño de humildad, dignidad y veracidad. Si el propio máximo dirigente le esconde al hincha o, en su defecto, no esclarece ciertas dudad, ¿entonces quién?
La venta de porcentajes de los juveniles muestra, a priori, una desesperación total por tapar huecos deficitarios, por terminar una cancha que es la más grande del mundo, porque parece que jamás tendrá su forma renderizada. El “Comparada piensa como usted”, es un acto del despropósito con el que se maneja Independiente, pareciera que este “señor” jamás recibió una opinión de un hincha, que no palpa la identidad de la gente del Rojo. A los problemas económicos, hoy se le agrega un plus de “regalitos dirigenciales”, que terminan por poner en jaque la estabilidad económica del club. Basta de lucrar con el sentimiento de la gente. Basta de esconder cosas que, a la corta o a la larga, se terminan descubriendo, generando más impotencia en el hincha. Basta de seguir ensuciando la historia y el nombre de Independiente.
Los campeonatos económicos nunca se jugaron. Es más, se regalaron, de la mano de una conglomeración de ventas millonarias, que en realidad, fueron notificadas como tal, pero el hincha jamás se informó de la veracidad de los números. Ahora, los juveniles, el “gran patrimonio del club”. Ese mismo patrimonio que juega un factor fundamental en las campañas políticas, pero que es rápidamente olvidado cuando una cómoda victoria en las urnas le da el alivio salvador. Comparada debió o debe darse cuenta del voto bronca. O todavía pensará que ganó tan fácil porque hizo las cosas a conciencia y no porque enfrente estaba Noray Nakis, con todo lo que eso implica.
La vergüenza no parece encontrar fondo. Es como una pala que sigue excavando y, el fin, no llegará jamás. Sería bueno que los hinchas, más allá de que el equipo venga en levantada, se siga expresando contra una dirigencia que debe cambiar el rumbo, pero sobre todo las ideas y la filosofía, más allá del grado de arrebato y omnipotencia que los rodea. Independiente no es una empresa de unos pocos. El Rojo es un club donde el socio TIENE Y DEBE demostrar consenso, por ejemplo, ante la repugnante venta de porcentajes de quienes son patrimonios del club, más aún, cuando los números no cierran y la herida parece agudizarse.
