Independiente tendrá que volver a conformarse con el segundo certamen continental.
Pasan los años, y también los futbolistas. Distintas épocas, distintos protagonistas, pero misma historia. Desde el discurso, todos quieren entrar en la Libertadores, pero en la cancha se muestra otra cosa, y el resultado siempre es un fiel reflejo de ello. Un equipo sin alma, con la única voluntad de los más jóvenes, perdió una chance inmejorable de jugar la Libertadores 2022.
Independiente les hizo frente a los mejores del torneo. Entre ellos, igualó con River y con Vélez, y les ganó tanto a Boca como a Estudiantes, por citar algunos encuentros. Tal vez no era el panorama ideal para un grande, que debe ganarles a todos. Aún así, triunfando con los peores, ingresaba en el máximo torneo continental. Esto, por su parte, no se dio.
De los últimos diez de la tabla, el Rojo apenas les ganó a Patronato y a Arsenal. Luego, empató con San Lorenzo, Sarmiento y Platense, y cayó con Newell’s, Aldosivi, Central Córdoba, Banfield y Atlético Tucumán. De esos 30 puntos, el equipo solo cosechó 9, y dejó pasar 21 de los 35 que perdió en total.
La tabla anual, que era la que clasificaba al Rey de Copas, es clara: Si el Diablo conseguía solo seis unidades más, hoy estaría en la Libertadores, y con los peores dejó pasar más del triple de esa cantidad. Sin mencionar un panorama ideal, logrando al menos un empate en los encuentros que perdió, y ganando alguno que igualó, hoy estaría en esa zona, pero no fue así.
En conferencia de prensa post San Lorenzo, Julio Falcioni fue tajante: “Independiente no quedó en Sudamericana, consiguió el pase a Sudamericana”. La realidad es que, teniendo en cuenta que se trata de Independiente y que la clasificación a la Libertadores era accesible, la sensación es de que se quedó en Sudamericana. Sin embargo, con un plantel diezmado y futbolistas sin ganas de triunfar, el Rojo no puede aspirar a grandes cosas. Para 2022 habrá que hacer una depuración urgente, y que se queden los que realmente quieran hacerlo.
