Segunda copa en menos de un mes, segunda derrota: Independiente luchó hasta el final en Brasil ante el Inter pero perdió 3-1 casi sobre la hora, con un penal que no fue, y se quedó sin la Recopa. Otro fracaso más…
Si bien se presumía difícil, sobre todo por la gran jerarquía del rival, después de perder ante el ignoto y débil Júbilo Iwata (no volvió a ganar desde la Suruga), Independiente cayó en su segunda final internacional en poco más de 20 días.
Vale recalcar que el Rojo mereció más en el Beira Río y que el gol que le da el título al conjunto local fue por medio de un penal que no existió, pero igualmente el equipo de Antonio Mohamed cometió varios errores que le costaron caro.
Inter intentó llevarse por delante al Rojo desde el arranque y a los 4 ya logró generar la primera acción ofensiva, pero el balón, impactado por Andrés D’Alessandro, se estrelló en el palo y salió afuera.
Después del sofocón, Independiente comenzó a tener la pelota, a controlar el juego y a tener maniatado al conjunto local, que a pesar de contar también con el balón, no lograba hilvanar jugadas de riesgo.
Sin embargo, llegando a los 20 minutos Damiao dejó en ridículo a Gabriel Milito sobre la izquierda, se metió en el área y definió cruzado, de puntín, haciendo estéril la floja reacción de Hilario Navarro.
Y el aluvión Damiao no paró. Tan solo 4 minutos después, pelotazo frontal, la pelota pasa por encima de un Julián Velázquez que se cayó y el autor del primero, tras ganarle la posición a Milito, definió bárbaro y puso el 2-0.
A los 32 recién se aproximó la visita, con un tiro libre de Osmar Ferreyra que Facundo Parra no llegó a desviar, pero de contra otra vez casi factura Damiao luego de una pifia increíble de Milito.
Con el 2-0, el conjunto local bajó un poco los deciveles y le dejó la pelota al Rojo, que poco supo hacer con ella. Sólo cuando la tuvo Hernán Fredes hubo peligro, algo de fútbol. El resto, nada.
Cerca del cierre de la primera etapa lo tuvieron los dos equipos: Facundo Parra se resbaló dentro del área luego de una buena acción de Marco Pérez, y luego Dellatorre no llegó a conectar un centro de D’Alessandro.
En el complemento, Independiente salió con otra actitud y a los 3 minutos logró el descuento. Buena combinación ofensiva, gran definición de Maxi Velázquez y la esperanza a flor de piel para el Rojo.
A partir del tanto de Independiente, se vio otro partido, totalmente de ida y vuelta. Tras un error de Tuzzio, casi marca Oscar, pero Julián Velázquez realizó un quite providencial cuando el brasilero estaba por definir.
A los 56, la historia pudo haber cambiado completamente: centro cruzado, entrada de Iván Vélez y salvada impresionante de Muriel, rebote, disparo de Marco Pérez y esta vez desvío en un defensor.
Faltando 30, Independiente otra vez se replegó y entregó la iniciativa a un Inter que, sin D’Alessandro, lesionado, perdió fútbol pero siguió llegando por la calidad de sus individualidades.
Y lo tuvo varias veces el equipo colorado, pero recién consiguió quebrar a Hilario a 7 del final, luego de un penal inexistente que Larrionda le cobró al correntino sobre Jo. Kleber cambió falta por gol y a otra cosa.
