Independiente fue vapuleado por un Racing que liquidó el pleito en 45 minutos y casi sin darse cuenta. Dos errores de Velázquez, uno para el golazo de Hauche y el otro para el penal que luego convirtió Saja más la expulsión por calentón de Morel a los 5 minutos desvirtuaron todo. El otro tanto fue de Ortiz. Una vergüenza y un cachetazo para la marea Roja que copó Mar del Plata.
La expectativa era tremenda. Agotadas las populares, banderas y el color rojo por toda La Feliz. Sin embargo todo duró lo mismo que el partido… tan solo cinco minutos. Y todo por obra y gracia del desastre defensivo del conjunto de Omar De Felippe. Iban menos de 3 minutos cuando Saja le pegó alto y fuerte. Alderete iba a saltar y se quedó. Velázquez la iba a rechazar y se quedó. Hauche, aprovechó, y con una pirueta le ganó al Ruso y adelantó a Racing antes de transpirar.
El sacudón fue importante. Sin embargo, quedaba todo un partido para remontarlo. Pero nadie suponía que Morel iba a querer cobrarse toda la bronca del famoso encuentro entre la Academia y Quilmes de hace un año en tan sólo una patada. El paraguayo directamente le clavó los botines a Villar y no le dejó otra opción a Lunati que echarlo. Iban cinco minutos y el Rojo caía 1-0 con un jugador menos.
Los de Omar De Felippe no se desesperaron y siguieron siendo un equipo compacto, mantuvieron la idea de manejar la pelota y crecer en base a la posesión y a las triangulaciones. Sin embargo, cero profundidad porque Parra estaba muy lejos del área, porque Valles no terminaba una jugada y porque el Rolfi que arrancó bien se fue apagando. Pisano fue la carta de Independiente, quizás lo poco bueno que presentó el Rojo.
Mancuello y Velázquez fueron el sector más vulnerable de la defensa y Alderete se lo notó muy perdido y con un nivel preocupante. Es más, por estos tres jugadores llegó el segundo gol. Pase profundo, luego de perder la pelota en el mediocampo, que habilitó a Hauche. El Demonio llegó antes que el Ruso Rodríguez, dejó la pierna y Lunati cobró penal. Saja lo fusiló al arquero del Rojo y marcó una diferencia importante.
Para colmo, cinco minutos más tarde, exactamente a los 38 un tiro libre tras una fuerte falta de Velázquez finalizó en el 3-0 final. Una diferencia asombrosa. Es que Parra perdió a Ortiz que saltó solo y la clavó en el segundo palo de un Ruso al que le quedó muy lejos el cabezazo. Ahí se acabó todo. No hubo más partido.
Independiente durante el primer tiempo supo manejar la pelota de a ratos, tuvo la posibilidad de generar peligro pero no estuvo fino en los últimos metros, mientras que Racing fue terriblemente contundente. Aprovechó la expulsión para atacar la espalda de un Mancuello que tuvo un partido para el olvido. Allí generó mucho y pudo haber hecho mayor daño. El Ruso tuvo un par de tapadas importantes, pero no pudo lograr el milagro de mantener el arco en cero.
En el segundo tiempo, pareció que Racing no quiso dañar y que Independiente no supo cómo. Recién con el ingreso de Miranda por Zapata, más tarde con el de Adrián Fernández por Parra y cerca del cierre con Benítez por el Rolfi, hubo mayor peligro. Es que los pibes entraron con ganas de revertirlo, chocaron mucho pero a base de esfuerzo inquietaron cuando todo ya estaba liquidado. Así fue que Benítez probó a Saja y lo hizo revolcar, al igual que el paraguayo Fernández. El que pareció poder quebrar al uno de Racing fue Pisano, pero su remate chocó con el poste.
Así las cosas, Racing aprovechó sus situaciones. Se encontró con un partido que nunca imaginó y lo ganó casi sin darse cuenta. Mientras que Independiente en defensa hizo posible todos y cada uno de los ataques de su rival. Esto fue un castigo muy grande para todos los hinchas que siguen siendo golpeados. Esto fue un papelón más de los que últimamente le ofrece Independiente a su gente. Una historia que no quiere dejar de ser presente…
