Gallego intentó plasmar en cancha el mismo juego que se realizó ante Godoy Cruz, pero no se pudo lograr. Fredes, Miranda, Leguizamón y Ferreyra nunca pudieron juntarse. Fueron una sombra, un fantasma.
Independiente estuvo acéfalo de fútbol en el Centenario ante Quilmes. El mediocampo brilló por su ausencia. Salvo Vargas, el resto se limitó a ver cómo la pelota le pasaba lejos, se preocupó por tratar de detener al rival y no mostró compromiso con la causa.
Hernán Fredes es un caso serio. Hace un partido bien, se gana la titularidad y luego su rendimiento empieza a decaer hasta límites impensados. Este sábado en Quilmes fue una máquina de errar pases. Casi se va expulsado por reiteración de faltas y eso apresuró su salida. Zapata lo reemplazó en el comienzo del complemento. No se supo si jugó por derecha como ocho o si tenía la función de juntarse con Miranda. Lo cierto es que hizo casi todo mal y perdió su oportunidad.
El Lolo Miranda es un pibe y, si bien, ante Godoy Cruz y en los partidos anteriores estaba siendo una de las principales armas en ataque del equipo, ante el Cervecero demostró que sin el Rolfi no es lo mismo. Leonel junto con Montenegro rinde más. Quizás sea porque todavía le pesa la responsabilidad de hacer jugar al Rojo, pero la noche del sábado no fue la suya. No desequilibró, no asistió a sus compañeros y por momentos pasó desapercibido.
Osmar Ferreyra es otro que hace tiempo pide banco. No presiona con su pegada, ya no está tan fino. No daña. Por la banda izquierda no logra desbordar ni tampoco es un ladero importante para Mancuello. Su bajón en el rendimiento preocupa. Ahora ante Boca no estará. Quizás el parate lo haga reflexionar y lo ayude a ajustar su desempeño.
¿Qué decir de Leguizamón? Engañó a propios y a extraños. Su performance roza lo ridículo. Su rendimiento está por el piso y, lo peor, amaga con seguir cayendo. No logra hacerse fuerte ni demostrar la importancia que tenía en Arsenal y que hizo que la Comisión Directiva lo vaya a buscar. No tiene explosión. Ante cada cruce parece lesionarse. Su pegada no está fina. Su gambeta es predecible y su desequilibrio desapareció.
Con este panorama es que casi imposible que Independiente gane y, mucho menos, que juegue bien. ¿Culpa del Tolo? Puede haber, seguramente. Si no se acoplan es porque el trabajo semanal no lo realizan como debe ser. En defensa del DT hay que decir que los jugadores están teniendo un nivel muy pobre. Hay que trabajar y mucho para recuperarlos. Es una necesidad de todos y para todos. Imperiosa. Así no se puede seguir.
