El Independiente del Ruso Zielinski va mostrando una evolución en su manera de encarar los partidos aunque todavía arrastra falencias del pasado reciente que le juegan en contra.
Hay, a simple viste, mejoras elocuentes en este Independiente que busca reinventarse después de mucho tiempo de acumular frustraciones. De la mano del incipiente ciclo de Ricardo Zielinski, el equipo de Avellaneda va presentando evoluciones, sobre todo en la manera de encarar los partidos, con mayor intensidad, determinación y orden. Sin embargo, todavía se le cuelan esos pesados vestigios de inmadurez del pasado reciente que le cuestan puntos.
Era un triunfo asegurado en La Paternal. Y terminó siendo un empate con sabor a poco. Independiente lo ganaba bien 2 a 0, por astucia (en el gol de Ortiz y en la jugada del penal a Martínez) y por oportunismo. También por las manos de Rodrigo Rey, claro, quien una vez más respondió como arquero de equipo grande con salvadas clave.
Pero, como le pasaba anteriormente, al Diablo le torcieron el tridente y le arrebataron dos puntos que tenía en el bolsillo. El 2-2 final exhibe las fallas que aún lleva como lastre un plantel que, si bien parece ir captando lo que pretende su nuevo entrenador, aún no puede librarse de errores repetidos una y otra vez en los últimos meses negros.
Sostener los resultados es algo que le viene costando demasiado. Logró hacerlo contra Belgrano de local y fue todo un mérito y un avance romper con esa barrera. Pero retrocedió en ese aspecto ante el Argentinos de Gaby Milito.
¿Por qué le pasó esta vez? Zielinski movió las piezas en el segundo tiempo, ya con la diferencia de un gol en el marcador. Metió a Edgar Elizalde y sacó a un intrascendente Juanito Cazares para rediagramar la defensa y hacerla de cinco hombres. No pareció esto ponerlo en problemas a Independiente ya que el local continuaba sintiéndose incómodo en el juego y no se le hacía fácil entrar al área de Rey. De hecho, el segundo tanto, de Cauteruccio de penal, sucedió ya con ese sistema en cancha.
Indefectiblemente, el rival iba a agotar sus energías en atacar durante lo que quedaba del encuentro. Milito también hizo sus modificaciones y el Bicho encontró más peso arriba. De todos modos, al Rojo lo terminó vulnerando por fallas individuales y puntuales en dos pelotas paradas.
La primera fue el evitable y tonto agarrón de Elizalde en el área. Penal y descuento. Eso envalentonó a Argentinos y le trajo dudas a un Independiente que paladeaba el triunfo. De otro balón detenido llegó el error en la marca, los dos cabezazos en el área y la igualdad que se clavó como un puñal en el corazón de los de Avellaneda.
Así y todo, pudo haberlo ganado con la clarísima chance que tuvo Caute literalmente abajo del arco. Era más complicado tirarla por arriba de del travesaño que meterla. Pero pasó lo primero porque impactó la pelota muy abajo y se elevó demasiado. Derechito al especial de fin de año de Lavecchia a la sección “errados”.
Serán clavijas que deba ajustar el Ruso, que va encontrando certezas: el 4-4-2 resulta el dibujo que más cómodo le sienta a este equipo; la defensa, con Barcia de ‘4’, parece estar firme; el doble cinco Marcone-Ortiz se afianza; y la búsqueda sigue estando en el ataque.
