Iban 33 minutos del segundo tiempo y tras una excelsa jugada de Fredes, Vigliano cobraba un penal que ardía. Apareció Montenegro y se sacó una mufa que alcanzaba casi 4 años sin gritar con la del Rojo.
Nadie objeta su llegada a Independiente. Fue el primer refuerzo y uno de los últimos ídolos del club que decidió venir pese al terrible promedio y un destino casi prefijado. Daniel Gastón Montenegro puso su firma y al toque se convirtió en capitán, líder y referente.
Sin embargo, su rendimiento fue mayor a menor. El partido con Boca y ese penal fatídico que le atajó Orión caló bien profundo en su ser. Le costó recuperarse. Este domingo ante Argentinos Juniors, en el primer tiempo, hizo lo mismo que ante Atlético Rafaela. No pudo ser la manija del equipo y por momentos se escondió.
Pese a esto, en el momento quizás más trascendental, pidió la pelota. Sí, el Rojo tenía a su favor un penal tras el empate del Bicho. Nadie quería mirar. Es que en este Torneo Final el equipo tuvo, con ésta, tres penas máximas y el resultado es sabido. Farías a las nubes ante Newell´s, primera fecha del campeonato con el resultado igualado en uno; el Rolfi a las manos de Orión ante Boca con el partido sin tantos aún. Pero esta vez fue distinto.
Montenegro no dudó y le metió un derechazo furibundo al palo derecho del arquero. El estallido fue total. El Rolfi lo gritó con alma, vida y corazón. Mucha bronca en su ojos y en su descargo. Se sacó la remera y su mufa.
Cabe destacar, además que el Diez volvió a hacer un gol con la casaca del Rojo tras casi cuatro años. La última vez había sido un hat-trick, aunque en aquel momento sonaba más a “triplete”, el 30 de mayo de 2009 ante Rosario Central en la cancha de Huracán.
Se rompieron muchas de esas rachas negativas y ojalá que el Rolfi vuelva a ser el dueño del equipo y logre el objetivo de la temporada. El principal, el que todos queremos y lo historia así lo manda.
