Independiente volvió a ser preso de su propio miedo al triunfo, e igualó 1-1 con Godoy Cruz. ¡Despiértense!
Otra vez, un espanto lo de Independiente. Tenía que ganarle a Godoy Cruz en Mendoza para levantar y tomar aire de cara al futuro inmediato, y lejos de eso, sembró más dudas. El Rojo fue un desastre los 90 minutos, y no supo aprovechar el hombre de más ni tampoco la suerte que tuvo para ponerse 1-0 arriba.
De arranque, el Tomba se mostró más ambicioso. Con un mediocampo formado por Valentín Burgoa, Juan Andrada, Gonzalo Abrego y Martín Ojeda, durmieron al Rey de Copas en el medio, y comenzaron a forzar a la defensa visitante. Ante el cerrojo impuesto por Julio Falcioni, explotó las bandas con centros, y casi siempre ganaba por arriba, aunque sin suerte de gol. El Diablo, por su parte, no podía salir, y la suerte casi le sonríe con un gol de Leandro Benegas en su primera llegada, aunque estaba en offside.
Aún así, la suerte le seguía sonriendo a Independiente. Continuaba jugando mal, siendo dominado, pero lastimaba de igual manera a Godoy Cruz cada vez que llegaba.. Así fue que, a los 42 de la primera parte, Alan Soñora mandó un centro perfecto, y Juan Insaurralde solo tuvo que empujarla con la cabeza para vencer la resistencia de Diego Rodríguez. Un premio inmerecido, pero un gol a fin de cuentas.
En la segunda parte, el desarrollo siguió de la misma forma: El Tomba mejor, mientras que el Rojo aguantaba. Aún con esas condiciones, el local era preso de su nerviosismo, y a los cuatro minutos de iniciado el complemento, José Canale se fue expulsado por doble amarilla debido a un empujón. El panorama era inmejorable, pero…
No se puede vivir defendiendo, hay que saber atacar, hay que saber utilizar el mediocampo, y Julio Falcioni parece no querer entenderlo. Con uno más, el más grande siguió replegado en el fondo. Es el grande de los dos, pero pareció el chico, y Godoy Cruz se animó a más. Así, entonces, un recién ingresado Tadeo Allende sacó un derechazo que agarró mal parado a Milton Álvarez, y puso el 1-1.
La igualdad 1-1 era poco para un Independiente necesitado, pero mucho para un equipo que juega a perder. Con el empate, el Rojo se empezó a animar a más, y por momentos estuvo cerca del triunfo, pero no se dio. Al final, el 1-1 fue mucho para un equipo que podría haber caído de forma contundente. Pasan los partidos y no se ven mejoras, y el futuro es cada vez más aterrador. ¿Hasta cuándo habrá que seguir soportándolo?