Independiente perdió vergonzosamente por 3-1 ante Platense, sumando una nueva frustración. Los diversos protagonistas realizan un discurso conveniente para ellos y responsabilizando a terceros.
Independiente en una semana acumuló dos bochornos con muy pocos precedentes en la gloriosa historia de este enorme club, perdiendo por tres goles sus duelos con Patronato y Platense, teniendo a un club donde los diversos protagonistas de esta actualidad acomodan su discurso para la parte que más les conviene y que les resta responsabilidad a lo que los tiene en el centro de la escena.
Dirigencia: los responsables principales de esta realidad, siendo los mismos que aseguraban y prometían que Domingo Blanco, Andrés Roa y Carlos Benavidez continuarían solo pudieron presentarle como refuerzos al entrenador dos futbolistas. Para colmo, realizan un silencio hermético en el que se saben en una situación más que descompensada, con el hincha solicitando elecciones ante su periodo anticonstitucional en el cargo.
Entrenador: Eduardo Domínguez habla en conferencia de prensa y apunta a la comisión directiva, explicando y numerando todos los desaciertos de ellos en materia de futbolistas solicitados, en algo que es completamente cierto y verídico, pero no termina de ser crítico de que sus planteos en más de siete meses de trabajo no son buenos, atribuyendo el error a una no llegada del mensaje al plantel.
Jugadores: una vez avanzado de fase en la Copa Argentina, el plantel de Independiente salió a pedir por refuerzos en el post partido, en una medida celebrable de exponer a la dirigencia, pero los mismos hicieron silencio ante las dos derrotas cosechadas en una semana. En primera instancia no pidiendo perdón a quienes estuvieron presentes un lunes a las 15 en Paraná o los que fueron a Avellaneda a las 21:30 del mismo día, donde lejos de reconocer las impericias que los llevaron a perder se optó por el silencio.
Independiente hoy por hoy es un cambalache, donde todos velan por sus intereses propios. Se viene una semana vital, en la que habrá un partido que no se puede perder. Olviden sus egos y logren una mancomunión por el escudo, estando al menos por unas horas bien y cada cual haciéndose cargo de lo que le respecta, para así de una vez por todas el club pueda salir del caos en el que lo metieron, al menos unas horas. Todos juntos, Todo Rojo.
