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Que pase el que sigue…

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Vergonzoso, paupérrimo, triste, apático, híbrido. Todos esos calificativos quedan chicos al lado de este equipo, que no tiene ni la hidalguía ni la actitud suficiente para dar vuelta una de las páginas más negras en la historia de Independiente.

Los insultos al presidente son otra de las muestras del pensamiento de la gente. Uno de los grandes responsables de este misérrimo presente, recibió el desacorde en masa y en forma de canción. No hay fútbol, no hay cancha, ni fuego sagrado. La gloria se sigue tirando por el desagüe, y Comparada sigue sin dar la cara.

Los jugadores se jactan de querer dar vuelta la cosa. Es una tomada de pelo al hincha, porque una cosa es dejar todo pero que las cosas no salgan. La otra, muy diferente, es no tener carácter y jugar siempre como si fueran ganando 10-0. No se pueden errar pases a cinco metros, regalar la pelota a los rivales. No se puede volver al trote, ni esconderse atrás de un rival. Cobran pilotes de dinero, la camiseta queda de lado, total llega fin de mes y la cuenta bancaria crece.

Da pena ver a ciertos jugadores vestir esta camiseta. Genera odio y repudio ver caminar la cancha a otros. Provocan espasmos ver como cualquier equipo, literalmente, nos pinta la cara. Esto no va más, ya se tornó insoportable, fastidioso e irreparable. No es casual que Caruso Lombardi, Diego Simeone y Alejandro Sabella, pudieron cambiar el rumbo en sus respectivos equipos, y este plantel sigue devorándose un técnico tras otro. Gallego tampoco es libre de culpas: la mayoría de los cambios vienen con pifia, y sus palabras parecen quemarse con su filosa lengua. Igualmente, el crédito con él seguirá abierto hasta junio, cuando forme el equipo que le dejen construir, porque seguramente, de los jugadores de nivel que se nombraron, no vendrá ninguno.

Tampoco se entiende qué cantaban y festejaban algunos hinchas al final del partido: esa no es nuestra identidad, sino la de hacer saber en totalidad, la discordancia con todo este presente. No cantar y repudiar no nos hace amargos, sino que nos sigue diferenciando del resto. Independiente es jugar bien, es tener un gusto diferente por el fútbol, el toque y la calidad de juego. Que ahora no lo tengamos no significa que debemos cambiar nuestro rótulo de hinchas. El cambio también debe empezar por los simpatizantes.

Ya pasaron San Martín de Tucumán, los Gimnasia, Lanús y Godoy Cruz. Lo único que falta es recuperar al peor River de la historia. Que pase el que sigue, total, con la mediocridad que nos envuelve, desde todos los costados, qué le puede hacer una mancha más al tigre…

La reacción de la gente

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