El gol de Cecilio Domínguez dejó abierta la llave, pero no maquilló el bajísimo nivel de un equipo que mostró la peor de sus facetas.
Nunca mejor aplicada la frase: “Que el árbol no tape el bosque”. Independiente fue un desastre ante Argentinos Juniors en la ida de la primera fase de la Copa Superliga y rescató un 3-2 que permite optimismo para la vuelta, sólo desde el resultado. Esos dos goles de visitante dejron al equipo de Ariel Holan con la chance de ganar en Avellaneda y pasar de ronda.
Cuando la noche se tornaba densa y Martín Campaña se transformaba en la figura de un Independiente desorbitado, Cecilio Domínguez puso la cabeza y cerró un resultado negativo, no tan negativo. Nada más. El Rojo fue un puñado de errores, desaciertos, dudas, desconcierto e inferioridad ante el último del campeonato. Es cierto que Argentinos Juniors es otro desde la llegada de Diego Dabove, pero igualmente fue el peor de la Superliga.
El Bicho ejerció una presión alta y constante sobre los cuatro defensores de Independiente y sobre los dos receptores del mediocampo. Limitó el dominio de Pablo Pérez y Pablo Hernández, obligó a que Campaña despeje en cada salida y así ganó en lo alto para quedarse con las pelotas divididas. Además, el local fue demasiado veloz en la recuperación, como si tuviera una marcha más que el conjunto del Profesor y así tomó desprevenida a la última línea en innumerables ocasiones.
Para añadir al caso, se volvió habitual que algún defensor de Independiente regale una pelota intentando salir de abajo. Partido a partido se turnan para equivocarse y entregarle con moño el balón al rival de turno en situación de riesgo. No es un error puntual, es una falla que perdura en el tiempo, siempre con un artífice distinto.
Como si fuera poco, el ataque del Orgullo Nacional rifó las pocas situaciones creadas, no tuvo claridad ni pudo hacerse de jugadas claras de gol; tampoco de remates de media distancia, exceptuando uno de Fernando Gaibor demasiado desviado.
¿Será cuestión de esquemas? El DT también fue responsable en poner a Martín Benítez de extremo derecho y obligarlo a hacer la banda, perdiendo así a un futbolista que en algún momento demostró desequilibro parado atrás del 9. Quizás este partido sirva para volver al 4-2-3-1 o sacrificar al 7 y poner a un extremo que sienta el puesto.
El Rojo había conseguido tres victorias consecutivas, sin brillar, pero siendo contundente y mostrando una actitud que permitió la ilusión de la remontada; debe ir por eso. ¡Independiente tiene muchísimo por mejorar, pero se agarra del salvavidas que tiró el paraguayo sobre el cierre del partido!
