Esa es la carátula por la que quedó imputado Claudio Morel Rodríguez, aunque retomó la libertad entrando las primeras horas de la noche. Recibió golpes y un perdigón se alojó en su pie izquierdo. Confusión y dramatismo.
El plantel de Independiente había completado el primer día de trabajo en Villa Domínico, tras la pretemporada realizada en Pilar y los jugadores se disponían a dirigirse a sus casas. Uno de ellos era el defensor paraguayo que tomó su camioneta y junto a tres niños familiares se retiró del predio.
En medio del camino y tras un hecho bastante confuso fue perseguido por la policía durante casi 30 cuadras, travesía que terminó cuando Morel Rodríguez impactó contra dos autos. Testigos informaron que se escucharon disparos y el jugador recibió un perdigón de bala de goma en el tobillo izquierdo. Sí, justo en su pierna hábil.
Además, cuando se produce el choque y la posterior detención del vehículo, Morel baja para defender a sus hijos y sobrino de los supuestos agresores. Se produce un forcejeo que culmina con un hematoma bastante grande en la cara del futbolista y algunas costillas lastimadas por las patadas que recibió.
Más tarde se supo que nunca se escuchó una sirena policial y que los oficiales estaban de civil. También, que al principio hubo una detención en la que Morel intentó explicar que estaba con niños y algo sucedió que lo asustó al defensor que decidió encaminarse en una fuga que terminó con los hechos informados. El futbolista quedó imputado bajo “Resistencia a la Autoridad” aunque cerca de las 20:45 logró dejar la Comisaría 4ta de Sarandí, ubicada en Luján y Mitre.
