El campeón del mundo renunció porque no lo dejaron cumplir la función, pero los dirigentes buscan otro ídolo a quien encajarle el cartelito de Manager.
Jorge Burruchaga fue convocado en marzo de 2020, sin ningún tipo de convencimiento, ni convicción. Ni de él, ni de los dirigentes que lo fueron a buscar para que sea Manager. Lo que más empieza, mal acaba. Sin proyecto, sin perspectiva y sin poderes reales, el ídolo del Rojo no duró ni un año en su cargo.
No pudo elegir al DT que quería, apenas si lo escucharon con los refuerzos sugeridos, casi no pudo trabajar con las divisiones inferiores, se enfrentó por ego con Lucas Pusineri, se cruzó con Héctor Maldonado y fue descartado por aquellos que le prometieron un rol y después no le cumplieron.
¿Realmente querían un Manager o fue simplemente para acallar las voces de aquellos socios e hinchas que pedían nuevos responsables en las tomas de decisiones futbolísticas? ¿Los dirigentes valoraban el puesto o nada más querían una figura decorativa que aplaque el tsunami de críticas luego de la dura derrota contra Racing?
Tal vez la respuesta se conozca ahora. Burruchaga ya no sigue en Independiente y la comisión directiva que quedó en funciones empezó a surgerirle nuevas posibilidad a Hugo Moyano. Se habla de Daniel Montenegro, Nicolás Burdisso, Nicolás Frutos, Bruno Marioni, entre otras opciones al alcance de la mano.
Incluso, la idea sería que el nuevo Manager escoja al próximo entrenador, en algo que se alinea mucho más a lo lógico. Quizás por eso se dilata la firma de Lucas Pusineri; porque antes quieren que el Secretario Técnico levante o baje el pulgar sobre la renovación del actual DT.
Moyano padre y Maldonado, junto a Walter Lusnig y Yair Hendler, trabajan a contrareloj para encontrar al reemplazante de Burruchaga. ¿Pero le darán poder real a aquel que desembarque en el Rey de Copas o será otro títere más?
