(Columna de opinión de Débora D’Amato) Quince años, de sequía, fue lo que tuvo que esperar Independiente para obtener un nuevo título internacional: la Copa Sudamericana. Siete para regresar a la Copa Libertadores. Paradójicamente mientras el Rojo añora recuperar el título de “Rey de Copas”, en el campeonato local cierra una campaña que asombra, como el Apertura pasado que lo encontró último en la tabla de posiciones. Los malos resultados alertan y por ende, el promedio no relaja más allá de que no es desesperante ni determinante la situación. La realidad en la tabla no permite disfrutar a pleno el regreso a la esencia; las copas internacionales. Nobleza obliga, los partidos del torneo local pasado dejaron una buena imagen futbolística situación que denota la posibilidad de mejorar en cuánto a resultados pero claro, hay mucho por mejorar y poco tiempo para trabajar. Ante la esperanza y necesidad de “cosas importantes” que pide a gritos la gente, y la historia, en este torneo local Independiente debe asumir realidades y establecer prioridades sabiendo que en ningún aspecto le sobra nada por el contrario tiene todo a cuenta gotas.
Se viene un semeste complejo porque a las cuestiones futbolísticas conocidas se suma un detalle no menor: en diciembre hay elecciones y todo, indefectiblemente, se politiza. Más allá de la urgencia lógica que genera la necesidad de finalizar la construcción del estadio, el Turco Mohamed sabe que atravesará seis meses realmente complicados y con presiones constantes: luchar en el frente internacional y engrosar su promedio para evitar el fantasma del descenso, que lejos está de ser una realidad inmediata pero que es necesario alejar definitivamente.
Antes de comenzar el Clausura, Independiente tienen tan sólo diez puntos más que Huracán en la tabla de los promedios. Hoy, el Globo estaría jugando el segundo partido de promoción. Los Turco Boys abren el torneo doméstico contra Vélez, en el Libertadores de América, y luego visitarán a Argentinos, en el Diego Maradona. En la tercera fecha recibirán a River, otro que está urgido por buenos resultados pues se ubican a seis unidades en los promedios y Tigre, a dos. Claro que en el medio, está nada más y nada menos que la Copa Libertadores con un partido histórico: Peñarol y luego Liga en Quito y todo lo que se sabe se viene.
Más adelante, por el Clausura, estará jugando contra Quilmes, Gimnasia LP, Olimpo y Tigre, cuatro equipos que pelean los puestos de descenso, todos de visitante. Lo mismo le ocurrirá contra Racing, el clásico en la décima fecha.
Con los 14 puntos obtenidos en el torneo Apertura, Independiente redondeó la peor campaña de su historia, un poco más opaca que la del Clausura 2002, cuando el equipo de Avellaneda sumó 15 unidades pero la Sudamericana dio un respiro, lo que no significa desconocer la realidad. El Turco llegó a Independiente con la mirada desconfiada de algunos hinchas consiguiéndo la confianza y el cariño, con algo concreto y palpable: el título. Ahora deberá sostener ese cambio de mentalidad que le brindó al equipo, e inclusive a la mayoría de los hinchas, reafirmando que la Sudamericana no fue una casualidad sino una causalidad de su técnica, táctica y psicología futbolera.
Por Débora D´Amato para InfiernoRojo.com
