Independiente perdió 2-0 ante Vélez en la mañana del domingo. El equipo de Sebastián Beccacece y otro partido mediocre.
El domingo a las 11:00, con un clima hermoso para jugar al fútbol, Independiente no lo aprovechó. Parecía que seguía en la cama, dormido, ante un Vélez más rápido, atento y predispuesto. El Rojo perdió por 2-0, en un cotejo parejo que no mereció tanta diferencia, pero que se definió por detalles.
Justamente porque Maxi Romero supo capturar un rebote adentro del área de Independiente y Pablo Pérez no hizo lo propio en el arco de Vélez. Después el local manejó la pelota, aprovechó las pérdidas del Rey de Copas y manejó el tiempo y el trámite.
¿A qué jugó Independiente? A buscar a Sebastián Palacios con centros, cuando fue marcado por dos centrales de porte. A generar en el medio alguna situación que nunca llegó. A una contra que no existió. ¿A qué? Otros 90 minutos de incertidumbre y dudas.
Los cambios no fueron solución para el once que tampoco estuvo a la altura del cotejo. Mal partido de Domingo Blanco en la creación, al igual que Pablo Pérez. Juan Sánchez Miño giró por todo el campo, hasta terminó de punta. Sebastián Palacios no aportó más que un tiro fuerte en el primer tiempo. Muy poco en general, para un conjunto que deberá repensar muy bien cuál es el estilo que pretende.
