Independiente perdió 3-1 en el Libertadores de América ante Atlético Tucumán que ganó más que bien. El visitante marcó tres golazos y los jugadores del Rojo, salvo alguna excepción, volvieron a demostrar un rendimiento paupérrimo. Tampoco hubo actitud para ir a buscar el empate. Habrá que esperar la semana de De Felippe, pero se lo vio más que caliente.
Cabe señalar que Banfield había perdido instantes antes en Jujuy y que con este resultado, los Tucumanos se prenden en la conversación y se ubican a tres unidades de Independiente.
Le costó a Independiente en los primeros minutos. No podía hacer pie en el mediocampo y otra vez abusó del pelotazo. El tridente de enganches no dominaba la pelota y así el equipo no jugaba. En la zona defensiva sufría, con pocas consecuencias. El Pulga a los 4 minutos casi lo duerme a Diego Rodríguez desde 40 metros, pero el arquero respondió bien.
Parecía que el partido se jugaba como pretendía Atlético Tucumán. Los de Omar De Felippe estaban nerviosos y apurados, lo que provocaba un juego impreciso y sin ideas. Recién sobre los 20 minutos Independiente comenzó a manejar la pelota aunque al equipo le faltaba lo de siempre, la profundidad para dañar.
A los 32 minutos Zapata, en una de las pocas que hizo, cortó una pelota se la cedió a Pisano que arrancó una corrida a puro vértigo y lo habilitó a Fernández, quien ante la salida de Lucchetti la picó y se fue apenas afuera. Podría haber sido el comienzo de algo bueno… pero en la jugada siguiente vino el gol de Atlético Tucumán.
Sacó Lucchetti alto y largo. Mancuello y Tula saltaron, pero el que ganó fue el futbolista visitante. La pelota cayó y se quiso habilitar al Pulga Rodríguez. Eran tres que atacaban contra Morel y Valles. Justamente por las espaldas del cuatro apareció Bazán muy solo, dominó y ante la salida del Ruso le pegó un zapatazo terrible y le rompió el arco a Independiente.
A partir de eso, el Rojo intentó reaccionar, pero sin ninguna idea clara y a puro centro mediocre. Así se fue el primer tiempo. Omar De Felippe muy enojado, directamente hizo ingresar a Martín Benítez por Martín Zapata. Un cambio audaz pero bien ofensivo como demandaba el juego y la realidad de Independiente.
Sin embargo, al minuto de juego la Pulga Rodríguez sorprendió a un Rodríguez claramente dormido. Ya se lo había anticipado en el primer tiempo, pero el Ruso ahí pudo contener. Esta vez, el delantero de Atlético tomó la pelota y de primera le pegó casi de la mitad de la cancha y así puso el 2-0 para el visitante.
Independiente seguía penando. De Felippe lo puso a Sebastián Penco y lo sacó a Insúa. Ya no sabía cómo hacer para que el equipo encuentre el camino para atacar, tener profundidad y poder dar vuelta el partido que ya a esa altura era irremontable.
Incluso después de esa llama de esperanzar que prendió Penco con su cabezazo a la red a los 25 minutos. El Rolfi recibió, abrió para Vallés que tiró un centro alto, como los de toda la noche, aunque en esta oportunidad apareció la cabeza del delantero suplente para el 2-1.
Así, el Rojo empujado por su gente fue en busca de la igualdad, pero los minutos pasaban y cada vez estaba más lejos del arco de Atlético Tucumán. Y bien claro está que cuando vas mucho, se descuida mucho la línea de zaga y en una contra perfecta, fue Víctor Piriz Alvez el que silenció a todo el estadio con su definición ante la salida apresurada del Ruso Rodríguez.
Después sólo quedó tiempo para el silbido de reprobación a un equipo que en este arranque de segunda etapa se parece más al que comenzó jugando el Nacional B, sin ideas y por momentos, sin alma.
