Con un gol de Facundo Parra a los 40 minutos del segundo tiempo, Independiente ganó su partido ante Sportivo Belgrano, en Córdoba. Sin lucirse, el Rojo fue mejor y terminó justificando el triunfo sobre el final. Daniel Montenegro erró una chance increíble, pero participó del gol. Además de Parra, hubo interesantes apariciones de Leonel Miranda y Francisco Pizzini.
Los locales empezaron más enchufados e intentando dañar a Independiente. Es más, Sportivo Belgrano contó con una muy clara en los primeros minutos. Si bien la jugada fue anulada erróneamente por el juez de línea, pudo haber sido la apertura del marcador. Por suerte, el remate se iba desviado.
Al Rojo le costó adaptarse. Recién a los 9 minutos pudo hilvanar una jugada tocando la pelota y que terminó en un cabezazo de Menéndez tibio para un arquero que no tuvo problemas. Y, quizás motivado por ese empuje, tres más tarde Daniel Montenegro se la bajó al Polaco que probó desde afuera, pero sin puntería.
Parecía que Independiente se hacía dueño del partido. A partir de una firmeza importante de Marcelo Vidal para cortar y jugar, que a su vez le permitió soltarse a Martín Zapata para acompañar al Rolfi y algunos pases para crecer en el campo de juego, los de Omar De Felippe fueron un poco más que su rival.
Claro que Sportivo no se quedó. Gracias al buen manejo de su figura, Francia, podía llevar peligro al arco del Ruso. Es más, a los 19 minutos Quiroga recibió un gran centro y con un cabezazo casi hace explotar a todo el estadio, pero la pelota pegó en el costado de la red.
El Rojo respondió con la más clara del primer tiempo. Pisano que casi pierde la pelota en la mitad de la cancha, logró zafar de dos jugadores y habilitó al Rolfi con un pase exacto de más de 30 metros. El Diez corrió mano a mano con el arquero que salió lejos a atorarlo. La definición al segundo palo fue detenida por el uno local que se quedó con el duelo.
Independiente sintió el golpe de haberse perdido una chance inmejorable. Y si bien siguió buscando chocó siempre con su propia flaqueza en ataque. La potencia ofensiva del Rojo brilló por su ausencia y en eso mucho tuvo que ver el flojo rendimiento de su delantero, Menéndez.
El complemento comenzó con un Independiente dormido, como sucedió ante Unión. Esta vez el rival no fue tan contundente ni profundo, aunque intentó jugar con la desesperación del Rojo, que atacaba sin ideas y lo agarraban mal parado.
Sin embargo, de a poco y apoyado por los cambios, los de De Felippe encontraron el camino, aunque no les sobró nada. Zapata volvió a soltarse y a pisar el área rival, aunque no puede terminar sus jugadas con la misma potencia con las que las arrancan.
Los ingresos de Miranda, Parra y más tarde, el de Pizzini le dieron otro aire al ataque del Rojo. Así fue que, en una de esas intenciones, más precisamente a los 22 minutos Lolo estrelló la pelota contra el travesaño.
El Rojo comenzaba a tener más la pelota a estar lleno de intenciones, pese a la falta de profundidad. Y eso hacía que su rival se anime un poco. Es más, una desatención en el fondo a los 33 minutos casi le cuesta el partido al visitante.
Y, cuando parecía que el empate iba a sumar otra decepción apareció la mejor jugada del equipo. Parra la bajó, Zapata por derecha derivó en el Rolfi que la cambió toda, como se dice en el potrero. La pelota cayó en los pies de Pizzini que la dominó y se la puso en la cabeza a Parra que le ganó a todos en el área y la embocó para el delirio de los jugadores y cuerpo técnico de Independiente.
Sí, a los 40 minutos del segundo tiempo Parra logró marcar la única diferencia del partido para que los tres puntos vengan para Avellaneda y el Rojo, con poco, obtenga el objetivo. Trabajó para alcanzarlo y lo mereció, pero lejos sigue del rendimiento óptimo.
Lo último para marcar es que luego del gol, el equipo perdió la pelota y las formas. Casi le empatan de no haber sido por la solidez del Ruso Rodríguez. Por eso es que Independiente deberá seguir mejorando, mantener una idea y ser un equipo completo. Falta mucho para eso, pero ganando es más fácil.
