Es el dilema de siempre. Sin dudas, todos queremos ganar. A cualquier precio. Y parece, al menos hasta la fecha 5 del campeonato, que los triunfos provocan tranquilidad en “El Mundo Independiente”.
Con varias cuestiones que provocan esta calma aparente en los hinchas del rojo. Está claro que, desde el aspecto futbolístico, el equipo debe aparecer. No son muchas las dudas con respecto a los nombres, pero si en cuanto al funcionamiento. Jorge Almirón, apostó por Sergio Escudero de volante por izquierda en el clásico y quedó en evidencia su limitación para moverse en ese sector del campo de juego. Me sigo preguntando todas las fechas, si finalmente en la próxima, aparecerá el doble cinco con Marcelo Vidal ó Franco Bellocq y Federico Mancuello por la banda.
En el plano institucional, la nueva Comisión Directiva comienza a poner las cosas en su lugar. La llegada de nuevos sponsors, el pagos de grandes deudas atrasadas, las sedes y predios con evidentes mejorías, el plantel al día con los sueldos y muchas cosas más, comienzan a encuadrar a Independiente en un plano de grandeza institucional y deportivo. El mismo lugar que se perdió en el último tiempo y que en pocos días, vuelve a imponerse.
Volvamos al tema en cuestión. ¿Solo sirve ganar?. Nadie pone en discusión que, jugando bien, los resultados llegan. Pero para un cuerpo técnico nuevo y con jugadores que arrastran un duro paso por la B Nacional, un comienzo con resultados positivos, da tiempo para acomodar los errores y trabajar en un sistema de juego que amerita trabajo, tiempo y preparación.
Cinco partidos han pasado y es un buen plazo para hacer un balance. Si nos basamos solo en los resultados, nuevo de quince. Nada mal de acuerdo al pasado no muy lejano en su regreso a la máxima categoría, con clásico incluido.
Ha llegado el momento de pensar en Banfield. Cancha complicada para Independiente. Para seguir creciendo en la tabla y buscar la mejor performance del equipo de Jorge Almirón.
