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Sufrió, rugió y cantó victoria

goltigre

Le costó, sufrió, defendió  con uñas y dientes el 1-0 a su favor y así el rojo se llevó  de Victoria un triunfo muy importante que lo deja ahí de la punta del torneo liderado por Godoy Cruz. Sin sobrarle demasiado, hasta desperdició un penal, y con el olfato de gol de Silvera, en el segundo tiempo, Independiente se trajo tres puntos vitales para seguir subiendo en la tabla y alimentar así su sueño de campeón.

De entrada, el rojo mostró  sus intenciones de ser protagonista del encuentro, a partir de la presencia y movilidad de sus volantes, en especial de Busse, Fredes y Patti. Acevedo se encargaba de distribuir el juego. Los primeros minutos fueron todos del rojo, que dominaba las acciones y cada vez más llegaba con peligro al arco defendido por Islas.

En una buena jugada colectiva, Busse desbordó por la derecha y envió un centro pasado. El balón venía para Silvera, pero en el camino, Blanco la tocó  con la mano y Maglio cobró penal. Gandín, que tuvo una noche para el olvido, anunció su remate a la izquierda del uno de Tigre y se lo atajó. A los pocos minutos, el ex Colón tuvo su revancha en un mano a mano pero otra vez el arquero ganó el duelo y sacó la pelota al tiro de esquina.

De ahí en más, se cayó Independiente. Cedió terreno, protagonismo, la tenencia del balón y esto hizo que el conjunto dirigido por Caruso Lombardi, llegara con peligro al arco de Gabbarini. Botta se hizo dueño de la pelota, distribuyó juego, llevó el equipo para adelante y remató desde afuera del área varias veces.

Lo tuvieron Lázzaro y Luna en un contraataque. Fontanello en un centro le ganó a Gabbarini y la pelota dio en el palo. En otro bochaso enviado por Blanco se lo perdió Luna de cabeza. El rojo estaba dormido y muy replegado atrás. No encontraba el balón y no llegaba al arco de Tigre. Pero la falta de puntería de los de Victoria, hizo que el primer tiempo terminara igualado.

En el complemento, con algún reto de por medio del Tolo, el equipo salió con otra actitud a jugar el partido. Se adelantó en el terreno, empezó a tener más la pelota, a generar más espacios y a aprovechar la movilidad de Piatti por la derecha. Ingresó Gracián por Busse, para manejar los tiempos, tener más el balón y generar juego. A los doce minutos, el Tano habilitó a Piatti, éste desbordó por la derecha, en una gran jugada individual, remató al arco e Islas no lo pudo retener. El rebote le quedó a Silvera que no hizo más que empujarla a la red para adelantar al rojo en el marcador.

De ahí en más, el local se puso nervioso, mostró sus carencias de juego, sus urgencias y a puro pelotazo, intentó llegar al arco de Gabbarini. El rojo se plantó bien atrás, aguantó los embates de Tigre, y esperaba agazapado cada contraataque. Ante la desesperación del local, se abrieron más los espacios pero el rojo no los supo aprovechar para ampliar la diferencia. Los cambios de Gallego fueron, claramente, para cuidar el resultado (Vittor por Fredes y Vallés por Gandín). Algunos cuestionaron estas modificaciones porque el equipo se tiró muy atrás y se defendió demasiado. El técnico realizó otra lectura del encuentro y esta vez dio resultado.

Por suerte se ganó  en un reducto muy difícil para todos los equipos. Estos son los partidos que hay que ganar si uno quiere salir campeón. Si bien es cierto que no se jugó bien, los tres puntos sirven para sumar en la tabla y no perderle pisada a los de arriba. Y en lo anímico es fundamental. Se ganaron dos partidos seguidos y se volvió a convertir de visitante.

Hay mucho que mejorar y corregir de cara al futuro. Todavía el técnico no encuentra la regularidad que necesita el equipo. Falta más solidez defensiva, saber aprovechar más los espacios, saber jugar sin la pelota y que algunos referentes levanten su nivel caso Gandín, Acevedo, Galeano.

Se viene River el próximo domingo, otro clásico. Ojala que se vuelva a ganar pero jugando mejor al fútbol. Porque hay jugadores para hacerlo, por nuestra camiseta, nuestra historia y para que todos nos volvamos contentos a nuestras casas. Por ahora, el rojo sufrió pero rugió bien fuerte en Victoria, se ilusiona con el campeonato y le dio una alegría su gente.

César Cáceres para InfiernoRojo

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