Independiente empató 1 a 1 ante un Quilmes, que mostró su peor versión cuando el Rojo se quedó con uno menos. Los de Gallego siguen sin ganar y se van cada vez más hacia el fondo del promedio. La situación es caótica y el equipo agoniza.
Con los partidos y los resultados que se habían jugado antes de comenzar, al Rojo lo único que le servía era ganar. Sin embargo, otra vez, volvió a empatar. Sí, los optimistas dirán que con uno menos no se perdió, pero los tres puntos les siguen siendo esquivos al equipo del Tolo.
Al principio el local comenzó mejor. Leguizamón estuvo activo, Rosales por derecha intentaba asociarse y las subidas de Ferreyra presagiaban una buena tarde. No obstante, con el correr de los minutos Quilmes se adelantó en el campo de juego y comenzó a atorar cada aproximación.
Para colmo, ante esta situación los jugadores del Rojo bajaron las defensas yla Cervezaaprovechó. Se comenzó a hacer ancho en ataque y esto traía problemas a la dupla central que debutaba. Es más, a partir de los 15 minutos Quilmes empezó a empujar con ideas. Un centro de Garnier por derecha que casi se mete en el primer palo fue sólo un aviso.
El momento más complicado llegó a los 24 minutos cuando Cauteruccio tuvo el primero y la más clara del partido. Dominó, eludió a un jugador y sacó un derechazo desde el área chica que Hilario contuvo en forma espectacular. El Rojo intentó reaccionar y a los 31 minutos Farías recibió un buen pase de Ferreyra pero no pudo conectar y dos más tarde el Tecla definió flojo otro pase que esta vez le quedó largo.
Y cuando parecía que el local se hacía con el control del partido, apareció una contra de Quilmes que agarró mal parada a la defensa y a los 36 minutos, fue Jacobo Mansilla el que apareció solo por izquierda y con un remate bajo venció a Hilario. La resistencia del arquero no estuvo acorde a la situación. El golpe fue duro y a los 41 fue Cauteruccio el que casi rompe el travesaño. Así se fue el primer tiempo, con Independiente herido y con el visitante agrandado.
El equipo del Tolo salió con otro ánimo. Tuvo actitud y salió a buscar. Sin embargo la primera fue para la visita. Un remate tras un tiro libre casi se cuelga en un ángulo. Hilario esta vez salvó al local con una gran atajada. Y, casi sin quererlo, llegó el empate.
Sí, a los 7 minutos tras un buen cruce, Ferreyra llegó hasta el fondo, pensó y habilitó a Farías para que el nueve rompa esa racha sin goles que lo estaba apremiando. La igualdad llevó al Rojo a intentar llevarse por delante a Quilmes. Hubo actitud en esos minutos, pero pocas ideas para lograr precisión en los últimos metros.
Por eso, Quilmes de a poco y con espacios encontró algunas posibilidades. Cauteruccio, el mejor delantero del visitante, siempre aparecía solo dentro del área. A los 17 minutos bajó una pelota entre los centrales que no prosperó y a los 24 remató de derecha cruzado cuando Hilario nada podía hacer.
El Tolo había mandado a la cancha a Fredes y a Benítez en lugar de Rosales y Zapata respectivamente. El apoyo ofensivo aparecía, porque el ex Unión no tuvo un buen partido y Hernán se acomodó bien en el medio. Sin embargo Delfino, el árbitro del encuentro, se encargó de romper las aspiraciones ofensivas del conjunto local.
Es que a los 29 minutos expulsó a Benítez en forma apresurada. Pese a esto y al ingreso de Godoy por Leguizamón, el Rojo intentaba jugar, cuidaba la pelota y ganaba espacios siendo corto, pero en los últimos metros faltaba precisión, como en toda la tarde noche y en todos los partidos. Fredes era el jugador que más trataba de poner la pelota al piso, pero sus remates siempre se fueron muy lejos, tal como pasaba con las otras intenciones de ataque
Independiente lo pudo haber ganado. Ferreyra tuvo una a los 40 minutos pero su remate de derecha se fue muy lejos. Quilmes también, aunque por como se dio el tramo final del encuentro al cervecero le cerró el empate ya que el Rojo fue más que su rival cuando tuvo uno menos. No obstante, Delfino se encargó de parar el juego para detener los arrebatos del local y el conjunto de Gallego otra vez dejó pasar la chance de sumar de a tres. Para colmo, los demás, ganaron y así todo se hace cuesta arriba, sobre todo cuando cada vez estás más abajo.
