El gobierno anticonstitucional de Independiente poco hace para sacarlo de esta situación, en una puja en la que buscan refuerzos sacar el dinero de un club en defalco de lugares sombríos.
Independiente es el club más grande de América, su rica historia acostumbró a títulos de amontones y a una gloría que ni en 100 vidas podrán tener otros clubes, pero de un tiempo a esta parte todo comenzó a oscurecerse. Para colmo, la degradación de una dirigencia que ya venía golpeada llegó con las elecciones que no se realizaron y a corto plazo no se llevarán adelante. Mientras siguen pensando en sus ocupaciones personales en vez de en el escudo.
Con una dirigencia más centrada en sus cuestiones personales, tales como las políticas que envuelven al presidente de la institución, el cual no habla del club hace más de un año, el gremio al que se aboca el vicepresidente Pablo Moyano, de quien no se sabe nada y abandonó sus acciones en el club, y un secretario general que lleva las riendas con todo lo que eso conlleva. Todo esto lleva al club a un panorama totalmente a la deriva.
En el medio se sigue esperando por el milagro que puede conllevar cerrar incorporaciones en Independiente, donde el desfalco es total, abriéndole la puerta a escuderías de representantes que puedan acercar un nombre y así maquillar la situación del club (el show debe continuar). En el plano futbolístico el equipo se hunde en lo futbolístico, con un entrenador que no le encuentra la vuelta y ve como semestre a semestre se encarece su plantel.
Como si fuera poco el mencionado grupo inversor/sponsor no depositó el dinero que iban a acercar. Este sector de notables que el señor Martín Redrado acercó desinteresadamente al club no prosperaría, dejando a la comisión directiva en una situación en la que difícilmente pueda desembolsar dinero para incorporar futbolistas.
Como si fuera poco, en el panorama tétrico que vive Independiente, Atilio Bouza, volvió a ser tesorero del club. Quien había renunciado aceptó el retornar tras el pedido de sus pares, que saben que si no es él nadie tomará este descalabro, teniendo nuevamente al hombre de 94 años al frente de las finanzas del más grande de América. Tomen la seriedad del caso y atiendan los asuntos, el club sufre y los puntos perdidos en este semestre se pueden pagar muy caros.
