El 25 de noviembre de 2017 un Independiente que respiraba una atmosfera especial hizo lo de siempre ganar el clásico de Avellaneda, pero este fue particular.
Se cumplen tres años de que Independiente venció a su clásico rival en el Cilindro de Avellaneda, la victoria fue por 1-0 con un gol de Leandro Fernández. Hasta ahí todo parece común, lo normal y demandado por la historia.
Ese encuentro contó con varias particularidades: la primera que el Rojo debía jugar en la semana el partido de vuelta de la semifinal de Copa Sudamericana, ante Libertad de Paraguay, equipo paraguayo que en la fase anterior dejó afuera a la Academia, sino se venía un clásico copero. Algo que no se logró y daba mayor condimento.
La segunda es que, ante la importancia del encuentro de la semana, donde los de Ariel Holan debía revertir como locales un global de 1-0, el DT decidió poner un equipo que era un 90% pibes y el resto suplentes con la excepción de algunos nombres puntuales en el once inicial. El Rojo salió a la cancha con: Rehak; Asís, Moreira, Amorebieta y Tagliafico; Domingo, Gutiérrez y Erviti; Albertengo, Martínez y Fernández.
📹Un día como hoy, hace 3 años #Independiente ponía suplentes ante #Racing. El Rojo debía disputar en la semana la Semifinal de vuelta de la Copa Sudamericana, el Rojo ganaba el clásico con los pibes y Albil en joggins. Mientras unos comen bananas otros ganan copas 😜🍌🏆 pic.twitter.com/5mF7lXPOPK
— GuidoSacarelo (@GuidoSacarelo) November 25, 2020
El partido fue trabado, si bien el equipo se plantó y aguantó los aluviones de la Academia, Al Rojo se le complicó una vez marcado el gol de Leandro Fernández a los 30 del primer tiempo. El atacante ganó una pelota que el Chino Vittor perdería tontamente. Para colmo, cuando finalizaba el primer tiempo, Chiqui Moreira se fue expulsado y llegó un complemento muy cuesta arriba.
El momento clave y que perdurará por siempre en la memoria de los hinchas del Orgullo Nacional, llegó cuando Gonzalo Rehak sacó del arco y sintió un dolor en su pierna, por esto el arquero tuvo que entre lágrimas abandonar el terreno de juego a los pocos minutos. En su salida, Rehak se fundió en un abrazo con Damián Albil, quien entraba a remplazarlo con su particular jogging. El arquero de 37 años ingresaba a una fiesta que aún perdura para los hinchas Rojos, el 1-0 no se modificó y el equipo días después salía campeón. Una vida de grandeza.
En su visita a Infierno Rojo TV Damián Albil recordó al detalle lo que fueron esos minutos especiales que vivió aquella noche
