Independiente le ganó en el último minuto a Olimpo con un golazo de Federico Mancuello. Penco había igualado parcialmente. Otra vez hubo un planteo erróneo del entrenador y los cambios desconcertaron. Salvo el de Matías Pisano por el Droopy Gómez. Del zurdo nació el pase para el gol de Penco agónico.
La primera de Independiente fue tras un centro del Droopy Gómez pasado que llegó a conectar Escudero, pero no pudo darle buena dirección. Fue lo único del Rojo, a partir de ahí creció Olimpo, se adueñó de la pelota y comenzó a preocupar. La zona de volantes no tenía salida y el local aprovechaba cada ataque para incrementar su velocidad en los últimos metros y llegar. De todas maneras, no pasaba de un centro riesgoso.
A los 24 minutos una buena jugada entre Daniel Montenegro y Sebastián Penco pudo haber sido la apertura del marcador para el Rojo. El Rolfi, con dos marcas encima, se acomodó y lo habilitó a Motoneta, quien no controló correctamente y no pudo marcar ante la salida del uno local. Más allá de esta situación, era un partido trabado. Olimpo llegaba porque aprovechaba cada error del visitante. Los de Almirón, intentaban pero no podían ganar profundidad en ataque.
El más claro en ataque era Montenegro. Es más, pasada la media hora, dibujó una pared con Penco, que hizo de pivote, tomó la pelota, encaró y remató casi entrando al área. La bola pegó en el costado externo de la red. Jugada siguiente, dos errores claves en defensa que salvó el Ruso.
Primero un pase corto para atrás de Bellocq que Rodríguez cortó jugándose la vida. Después, fue Méndez que perdió inexplicablemente en mitad de cancha y Olivares le dio desde tres cuartos de cancha para hacer volar al Ruso.
A los dos le costó jugar. A los dos le costó generar. Ninguno marcó la diferencia. Para eso hubo que esperar al comienzo del segundo tiempo. Un pelotazo a la espalda de Escudero, al que le ganaron toda la noche, y el Ruso tuvo que cortar el avance con falta dentro del área. Blanco cambió el penal por gol y Olimpo se puso al frente. No habían hecho mucho ninguno de los dos, pero los errores de Independiente en defensa eran notorios.
Con el resultado a favor, Olimpo comenzó a esperar más y el visitante, a desesperarse. Almirón mandó a la cancha a Martín Lucero y sacó a Jesús Méndez. Los centros al área y los pelotazos se empezaron a adueñar de la realidad roja.
A los 22 minutos una contra de Independiente que agarró mal parada a la última línea de Olimpo casi permite el empate. El Droopy robó y encaró. Iban 4 contra tres y la habilitación fue para Lucero, que tardó una eternidad, pero terminó sacando un derechazo furibundo que el arquero tiró al tiro de esquina.
Independiente parecía caer una vez más. Sin embargo, Blanco, el mismo que marcó desde el punto del penal, le dio una mano y se fue expulsado. Además, con los cambios, Olimpo renunció al ataque y el Rojo fue. Tuvo una buena de Mancuello, mal anulada por un fuera de juego que no existió. Algunos centros al medio del área que no fueron conectados y poco más. Había mucho desconcierto. Sin embargo la emoción iba a llegar.
Ya con Matías Pisano en cancha, se quedó con el lugar de un desdibujado Droopy Gómez, el Rojo creció. Y tal fue así, que Cuesta metió un centro desde mitad de cancha, bien pasado, que bajó el Enano, dominó y tuvo la tranquilidad de meter el busca pie en el medio del área para la aparición de Sebastián Penco. El optimista del gol igualó el partido a los 42 minutos.
Con el envión anímico el Rojo siguió atacando por inercia y logró el triunfo agónico. Daniel Montenegro recibió en tres cuartos de cancha y habilitó a Mancuello. Fue un excelente y preciso “pase-gol” y Mancu aprovechó con una definición exquisita, deliciosa y justa para el 2-1 a los 49. Sí, en el final y con el último suspiro. Una victoria que levanta el ánimo, justo a unos días del clásico en el Libertadores de América.
