La salida de Lucas González en el entretiempo perjudicó al juego de Independiente. ¡Mirá!
Independiente le ganó 1-0 a Bahía en un partido que tenía controlado en el primer tiempo, pero que en el segundo se le complicó de más. La salida de Lucas González por lesión hizo que el Rojo pierda juego en el mediocampo y, entonces, los brasileños pudieron crecer a raíz de las fallas del local.
En la primera mitad, el Rey de Copas sometió al rival. El equipo cortaba en el mediocampo y, de ahí, logró construir jugadas para llegar al arco rival. Si bien lo mejor se vio sobre el final, se notó un crecimiento paulatino, lo cual permitía creer en que el complemento iba a ser mejor. En ese lapso, el Diablo tuvo el 60% de la pelota, con 302 pases acertados de 335, y dos tiros al arco de cuatro intentos (las de la izquierda son las estadísticas del Rojo).
Sin embargo, la segunda parte fue otro cantar. Con la salida de Saltita por una molestia muscular, el rendimiento de Independiente bajó considerablemente. Se vio un equipo partido, sin recuperación y sin juego, que aguantaba las embestidas abajo y la sacaba como podía. Recién con los ingresos de Alan Velasco y Jonathan Menéndez, el Rojo pudo reponerse y salir del asedio brasileño. Tal fue así que, en los segundos 45 minutos, el local tuvo apenas el 41 de la posesión, con 126 pases acertados de 165, y solo un tiro al arco de cuatro intentos.
Lucas González se convirtió en un futbolista clave en el armado del equipo. El juvenil sabe acoplarse al mediocampo y aportar juego con categoría, con la calidad que necesita el Diablo. Será vital recuperarlo de cara al sábado, contra Colón, ya que se viene un partido clave para llegar a la final de la Copa de la Liga y el Rey de Copas no se puede permitir perder a un pilar como él.
