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Un cuento japonés

Independiente tuvo una noche para el olvido en Japón y perdió la final de la Copa Suruga Bank por penales ante el débil Júbilo Iwata. El Rojo arrancó en desventaja por un gol en contra de Roberto Battión, pero lo dio vuelta por medio de Eduardo Tuzzio y Facundo Parra. Sin embargo, en el segundo tiempo se tiró atrás, se lo empataron y no supo qué hacer. Flojo arranque.

El Rojo tuvo la primera acción de riesgo luego de un corner del Júbilo a los 6 minutos. Iván Vélez inició la contra y Marco Pérez desplegó una corrida furiosa que no llegó a culminar porque un defensor le tapó el remate ingresando al área.

Y cuando todavía se estaban acomodando y estudiando, llegó la apertura del marcador. Infracción sobre la raya lateral, centro y cabezazo de Roberto Battión en contra para el 1-0 del Júbilo a los 10. Sorpresa.

El gol golpeó fuerte a un Rojo que tardó mucho en reaccionar y que, de no haber sido por Hilario Navarro, se hubiera encontrado 2-0 abajo muy rápido: el correntino tuvo una doble tapada genial.

Fueron 25 minutos de pura incertidumbre y poco juego de Independiente, que promediando la primera etapa se adelantó en el campo, comenzó a tener la pelota y se hizo dueño del juego.

Primero avisó con un remate de Osmar Ferreyra desde afuera que se fue alto, luego lo tuvo Battión de cabeza pero Kawaguchi la envió al corner. La tercera fue la vencida y, otra vez de pelota parada, Eduardo Tuzzio puso el 1-1 a los 32.

Con el gol, el Rojo siguió teniendo el balón pero se tranquilizó luego de verse en desventaja y casi aumenta sobre el cierre, con otro frentazo, esta vez de Marco Pérez, que se fue muy cerca del segundo palo.

El complemento arrancó de la mejor manera para Independiente. Iban apenas cuatro minutos cuando Facudo Parra armó una jugada bárbara en el área, se sacó tres hombres de encima y definió bárbaro a la salida de Kawaguchi.

Sin embargo, Independiente dio la sensación de querer sólo mantener el resultado y se tiró atrás, vaya uno a saber si por el calor, el poco físico o quizás por mandato de Antonio Mohamed. Y lo pagó caro.

A los 57, Arata remató de volea ante la pasiva mirada de los defensores luego de que un volante se mandara sin resistencia por la derecha y dejó sin chances a Hilario, que voló pero no pudo evitar el 2-2.

El empate le cayó mucho mejor al Júbilo que a Independiente y si no se quedó con el triunfo en los 90 minutos fue por la actuación de un Hilario que tapó todo: mano a mano, remates de afuera, cabezazos…

Tras el pobre rendimiento en el partido, los penales fueron aún peor y, tras errar Cristian Pellerano y Cristian Báez, la Suruga quedó para el Júbilo Iwata, que se impuso 4-2 y privó a Independiente de su 17ma estrella.

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