Independiente le ganó con mucho sufrimiento 3-2 a Sportivo Belgrano en el Libertadores de América. Los goles los marcaron Cristian Tula, Marcelo Vidal y Diego Rodríguez de penal. La gente pasó por todos los estados de ánimo. Sigue a dos puntos de Instituto.
Una vez más, el Rojo recibía a una de las Cenicientas de la B Nacional. La consigna era ganar, ganar o ganar. De lo contrario, la vergüenza iba a dar un capítulo más a la tan golpeada hinchada que partido a partido muestra estar siempre. Y si bien hubo insultos y silbidos cuando el encuentro estaba igualado, la gente terminó festejando un triunfo muy trabajado.
Al comienzo los de Omar De Felippe mostraron actitud. Intentaron llevarse a su rival por delante, pero la falta de precisión, sobre todo en Hernán Fredes que terminó mal los primeros tres avances del local, provocó que los minutos pasaran sin nada por resaltar. Sportivo Belgrano sólo inquietaba desde la pelota parada, como lo haría toda la noche.
Así las cosas, recién a los 28 minutos Marcelo Vidal sacudió un poco a todos con un derechazo que pasó muy cerca. Cuatro más tarde apareció el primer grito. Centro rasante de Federico Mancuello, el primero claramente bien enviado, una serie de rebotes y Cristian Tula tomando el último para batir al arquero rival.
Parecía que el Rojo podía encaminarse. Sin embargo, comenzaron las dudas, Sportivo Belgrano comenzó a crecer en base a puro arrebato y pelotas paradas y logró así el empate. Tiro de esquina, un centro exacto a la boca del área chica, un arquero que no sale, la defensa que no marca a nadie y César Medina que iguala el tanteador.
La gente explotó. Comenzaron los insultos y los murmullos. Y, cuando parecía que el equipo se iba a ir silbado y a pura bronca, Mancuello guapeó una pelota por el lateral izquierdo, la ganó y la jugada derivó en Marcelo Vidal que marcó el segundo. Sí, en casi la última del primer tiempo el volante central le apuntó al arco y esta vez no falló.
El complemento arrancó con un Independiente yendo a buscar, con cautela, pero que parecía tener el partido dominado. Adrián Fernández primero y luego un desborde de Valles que no encontró a Mancuello fueron las primeras aproximaciones. Sin embargo, todo se iba a complicar. Es que Insaurralde se hizo un picnic con Morel y Ojeda por el costado derecho del ataque cordobés gracias a su velocidad y desfachatez.
Así, a los 9 minutos otra vez Maglio cobró un tiro libre cerca del área defendida por el Ruso. El centro fue certero y el que conectó fue Federico Martorell para el 2-2. Otra vez los fantasmas se adueñaban de todos. De Felippe estaba decepcionado y re caliente. La gente comenzaba a explotar de vuelta. Hubo cambios, pero poco cambió.
Es más, casi Sportivo Belgrano marca el 3-2 en una jugada que ante cada repetición se hace más difícil su explicación. Un delantero ingresó de frente al arco y estrelló la pelota en el poste y, el rebote, cayó en los pies de Francia, quien con un arquero casi desprotegido, remató apenas ancho y le dio vida al Rojo.
Independiente iba sin ideas. Sin profundidad. Sin verticalidad. Sin nada que se parezca a algo llamado “equipo”. Y, si bien, tuvo alguna de esas jugadas que podría haber terminado en el tercero, el tanto se consumó a diez del final. Sí, a los 35 minutos del complemento, Maglio vio penal sobre un Penco que ante el mínimo roce se dejó caer y le vendió al árbitro la pena máxima. El Ruso Rodríguez se hizo cargo y estampó el 3-2 con gran calidad.
Martín Zapata ingresó por Fredes. De Felippe no quería sorpresas y si bien no hubo ningún inconveniente, se tuvo que pasar algún sofocón para completar el triunfo.
Sportivo Belgrano es el único equipo al que el Rojo le pudo quitar los 6 puntos en juego. Y, si bien, se quedó con el triunfo sólo logró mantener la distancia de dos que le sacó Instituto. Lo bueno es que superó en uno a Crucero del Norte y que ambos equipos se enfrentan en la próxima fecha en Misiones. Habrá que ver qué sucede. Pero lo que es seguro es que hay que mejorar y mucho para encontrar regularidad, solvencia y sobre todo juego e ideas para ganar. Porque así… así es un parto.
