Sin haber sido una maravilla ni mucho menos, Independiente mostró una mejor cara ante Argentinos Juniors y llevó algo de tranquilidad tras el flojísimo debut ante Vélez. La defensa estuvo más firme, el medio tuvo más juego y los de arriba no estuvieron tan aislados.
La tarde en el Libertadores de América ante Argentinos dejó un sabor agridulce, ya que si bien Independiente tuvo una buena actuación ante el último campeón, no pudo conseguir ante su gente la primera victoria en el Torneo Apertura.
Con respecto a la anterior presentación, hubo mejoras en todas las líneas. Atrás, Gabriel Vallés no tuvo tantas problemas en la marca, los centrales respondieron las veces que lo llamaron y Lucas Mareque se pareció más al del torneo pasado.
En el medio, Hernán Fredes no aportó mucho y Roberto Battión se fue apagando hasta ser reemplazado por lesión. Lo bueno estuvo en los otros dos: Federico Mancuello, autor del gol, fue el hombre más peligroso de Independiente y Leandro Gracián, con pinceladas, el más claro de todos.
Silvera, arriba, entró mucho en juego, pivoteó toda la noche y quedó en posición de gol (aunque no pudo convertir), mientras que Pacheco otra vez tuvo una aceptable tarea y hasta asistió a Mancuello en el gol del empate. A ambos les falta anotar.
De los que entraron, sorprendió Fernando Godoy haciéndose dueño del medio y Nicolás Martínez, los 15 minutos que tuvo para mostrarse en su debut, demostró que tranquilamente puede ser una variante para el primer equipo. Facundo Parra, como contra Vélez, no entró mucho en juego, pero demostró unas ganas tremendas.
El cambio de esquema, sin doble volante central y con enlace, le sentó bien al equipo, que además se afirmó atrás y propuso juego por las bandas, sobre todo del lado de Mancuello. Todavía le falta para eregirse como conjunto, pero al menos, de lo visto la semana pasada, evolucionó.