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Un paso más cerca

Con más amor propio que fútbol, Independiente derrotó merecidamente 2-1 al Inter de Porto Alegre en la ida de la final de la Recopa Sudamericana y define en Brasil, el 24 de agosto. Gabriel Milito cumplió en su vuelta y Maximiliano Velázquez y Marco Pérez marcaron los goles.

Con sufrimiento. Así consiguió Independiente su primera victoria del semestre ante un equipo de jerarquía como el Inter, que jugó con casi todas sus figuras y con ritmo de competencia, ya que está en plena disputa del Brasileirao en su país.

El Rojo arrancó con todo y en apenas 10 minutos estuvo cerca de marcar, primero con un tiro libre de Leonel Núñez que pasó pegadito al palo y luego con una palomita del Iván Pérez que también se fue cerca del arco de Muriel.

A partir de los 15, Inter comenzó a crecer de la mano de Andrés D’Alessandro y consiguió ponerse en ventaja a los 36, tras un anticipo ofensivo de Damiao luego de una gran corrida de Ney. 1-0 y sorpresa en el Libertadores de América.

Independiente sintió el cimbronazo que significó el gol de la visita y se perdió. Entregó la iniciativa y cada vez que tenía el balón no sabía qué hacer con él. Sin embargo, logró reponerse e igualó antes del descanso: Núñez centró, Maxi Velázquez puso la cabeza y el Rojo consiguió el merecido 1-1, ya que Inter tampoco había hecho demasiado.

En el complemento, los dos arrancaron flojos y se repartían la tenencia del balón, aunque Inter, cada vez que atacaba, llevaba peligro; el Rojo no. Pese a la mayor claridad del conjunto brasileño, que además tuvo dos chances netas de gol (una un remate al travesaño de Tinga), Independiente fue el que logró marcar.

A los 25, Marco Pérez se hizo cargo de un tiro libre cerca del área, pateó con furia y, luego de un desvío en Julián Velázquez, la pelota se metió al fondo del arco. 2-1 y desahogo en Avellaneda. Pero pudo haber sido un poco más amplia la ventaja…

A poco del final, con Inter ya cansado y replegado, Independiente tuvo un par de chances claras, mas no logró concretarlas: el travesaño le dijo no a un cabezazo del ingresado Brian Nieva y más tarde nadie llegó a conectar un centro cruzado de Osmar Ferreyra que pedía gol.

El objetivo primario que se había puesto el Rojo se cumplió, que era ganar. Aunque fue por la mínima, Independiente sacó una pequeña luz de ventaja a su rival e irá a Porto Alegre con la ilusión de traerse la 17ma copa a Avellaneda. Falta y es muy difícil, claro, pero soñar no cuesta nada…

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