El volante, de bajo nivel el semestre pasado, fue reubicado como interior derecho y desde allí mostró otra cara. Mayor libertad para atacar, asociarse y hasta llegar al gol. ¡Guau!
Era de los más resistidos hasta no hace mucho. Lucas Romero no venía teniendo una buena actualidad en Independiente. No daba garantías en la marca, no se adueñaba del círculo central, apliaba imprecisiones y le costaba ser el armador del juego en el medio. Hasta que Eduardo Domínguez le propuso un cambio. Y el Perro ahora ladra, muerde, juega y hasta la mete.
Necesitaba una transformación, Romero. No podía seguir así. O sí podía, pero le iba a terminar costando el puesto a la brevedad. Contra Talleres quedó confirmado lo que ya había demostrado ante San Lorenzo: el nuevo puesto en el que lo ubicó el DT le sienta mucho mejor y le permite entregar una versión que, apoyado en un cinco de marca, puede llegar a ser el motor que necesita Independioente en el mediocampo.
Unos metros más adelante y más a la derecha. No parece algo significativo. Pero en el fútbol lo es. Lucas Romero pasó de volante central a interior diestro. Y allí, en el callejón intermedio, se mueve con mayor soltura, pisa el área rival y también participa en la elaboración conectándose más con los hombres de ataque.
Encapsulado como cinco tapón, el Perro quedaba con sus funciones acotadas y partido a partido su nivel se fue amesetando. Ya sea solo o en un doble cinco, Romero quedaba anclado a sus tareas de corte, pero quedaba en el debe en la confección. Domínguez tomó nota. Ubicó a Gerónimo Poblete en esa zona y le dio alas al ex Cruzeiro en una función que ya realizó -y muy bien- en el fútbol brasileño.
Fue un éxito inmediato. Si bien van dos encuentros, eso basta para notar el cambio para mejor. Con la espalda cubierta por Poblete, Romero se adelantó en el terreno para moverse a discreción en la zona intermedia derecha y hasta tomándose la libertad también de abrirse a zona de banda para asociar con Alex Vigo.
Además de aportar así más claridad en la elaboración, con pases lineales y cruzados, el Perro llega al área para ser una opción más de descarga y también para generar el factor sorpresa que tanto le cuesta producir a Independiente. Así lo hizo en la primera de riesgo ante la T. Él comenzó esa jugada con un cambio de frente a Juanito Cazares de derecha a izquierda y la pelota terminó volviéndole y encontrándolo dentro del área, sólo frente al arquero adversario; definió por arriba y la sacó Rafael Pérez.
En la siguiente, mojó. Fue de pelota parada, ofreciéndose en el rebote. La pelota salió para su lado y remató de primera para ponerla contra el palo. Gol y liberación para Romero, tan discutido en los últimos tiempos. Pero soplan vientos de cambios para él con esta flamante función que le sienta bien.
Párrafo a parte para Poblete, quien fue la otra ran figura del sufrido triunfo por 1-0 contra los cordobeces. El futbolista que vino de Ucrania jugó cu mejor partido en el Rojo, quitando todo, anticipando, con panorama y primer pase. Justo cuando se confirma que al fin Iván Marcone jugará en Independiente, Poblete se hizo escuchar con un rendimiento que le permitirá dar pelea para sostenerse en el equipo si no decae.
Claro que la llegada de Marcone ilusiona a la gran mayoría. Y su presencia podría potenciar aún más a esta nueva versión del Perro Romero. Varios ya piensan en que ambos serían un buen complemento para hacer arrancar a la maquinaria del medio rojo. Y eso, en un plantel corto es muchísimo.
El torneo recién está empezando a gatear. El camino es largo. Pero hay cambios que muestran trabajo y mejoras. El de Lucas Romero es uno muy visible. Una gratísima noticia para el propio jugador, para el entrenador y para todo Independiente, que necesita volver a confiar, creer y volverse fuerte.
