Cada vez falta menos para que Independiente se vuelva a ver con su gente.
Un buen día de marzo de 2020, el mundo cambió por un virus. Nos dijeron que no podíamos salir de nuestras casas, que no íbamos a poder siquiera acercarnos a las canchas. ¿Cómo íbamos a cumplir con semejante pedido? Probablemente una patada en la rodilla o un puntinazo en la nuca habría dolido muchísimo menos.
Aquella vez que se frenó el fútbol, nos sacaron una parte de nuestras vidas, una muy importante. Significaba que los findes no íbamos a poder ver a Independiente, que no íbamos a ver la pelota rodar, que no nos íbamos a poder abrazar a un desconocido en un gol, o mirar a nuestros padres a los ojos luego de un gol para agradecer, una vez más, la hermosa herencia que nos dejó al habernos hecho del más grande.
Qué loco, ¿no? Por algo tan diminuto como un virus, nuestras vidas cambiaron rotundamente. Pasaban los meses, y cada extensión de la cuarentena era una puñalada más en el corazón, era una tortura. Hasta que un día volvió el fútbol, y volvimos a gritar los goles del Rojo. Pudimos sentir otra vez la adrenalina ante una atajada milagrosa de Sebastián Sosa o la euforia luego de otro gol de Silvio Romero, ese que tantos arcos rompió. Sin embargo, todavía faltaba algo, lo más importante.
Y si, la gente en las tribunas, ¿cómo nos íbamos a olvidar de eso? Irreemplazable, como siempre. Desde los clubes, con Independiente incluido, se trató de ocultar un poco con las banderas, y desde las transmisiones se quiso disimular utilizando cantos grabados, pero no era lo mismo. ¿Cómo sustituís la emoción de la gente con una grabación o con “trapos” que no tenían a nadie al lado?
Hasta que, finalmente, la espera terminó. ¿Medida para conseguir votos o realmente se dieron cuenta de que no daba para más? La verdad, no se sabe, pero desde el Gobierno decidieron terminar con los encuentros sin público y habilitar el 50% de la capacidad de cada estadio. Si, finalmente, el Diablo se reencontrará con su gente.
El próximo lunes, desde las 19, Independiente saldrá a la cancha para enfrentar a Gimnasia en el Libertadores de América, pero no estará solo. En los cuatro costados, estarán los hinchas, los que siempre estuvieron tanto en las buenas como en las malas. Esos que sufren cada derrota como son los primeros en festejar cada victoria. Si, los únicos que aman la camiseta, que la sienten de verdad, y que a fin de cuentas, siempre van a querer lo mejor para el Rey de Copas.
Por eso, que sea una fiesta. Cuando los once pisen el césped para jugar contra el Lobo, que los cantos sean ensordecedores, y que reine la alegría en los cuatro costados. Porque será eso, el reencuentro más esperado: Luego de 19 meses, el Rey de Copas volverá a verse con los únicos que siempre lo quisieron. ¡Vamos Rojo!
