El pibe de la Sub 20 fue de lo mejor de Independiente en el gris empate en Liniers. Si bien no alcanzó, el chaqueño demostró rebeldía y se destacó en medio de un bajo nivel general.
En medio de tanta mediocridad. En medio de pases intrascendentes y acciones que terminan en la nada. Entre tanto bostezo por un espectáculo que no es tal. Entre tanta llanura futbolística, hubo un solo jugador de los 32 que sumaron minutos en el José Amalfitani que despertó expectativa. Nicolás Vallejo, de 19 años, fue incluido por Leandro Stillitano entre los titulares de Independiente para enfrentar a Vélez y el pibe resultó de lo mejor en un encuentro chato. Así y todo, no le alcanzó al Rojo para traerse un triunfo de Liniers.
El jugador de la Sub 20 argentina reemplazó a Tomás Pozzo en uno de los cambios que el DT del Diablo implementó para el duelo del sábado por la noche. Además, el regreso de Iván Marcone fue por Juan Cazares y así Kevin López se adelantó en el medio para posicionarse detrás del nueve. Atrás, por su conflicto contractual no estuvo Sergio Barreto y lo reemplazó un inseguro Joaquín Laso.
De todas estas variantes, la que más se destacó fue la de Vallejo. El nacido en Corzuela, provincia de Chaco, se ubicó en principio por el costado derecho del 4-2-3-1 que plantea el entrenador. Por allí se las rebuscó para encarar cada vez que pudo. López lo buscó en varias oportunidades, aunque no siempre salió con éxito. Sin embargo, puede ser una sociedad con buen funcionamiento a futuro.
Independiente no jugó bien. Siguió en la sintonía de la derrota con Platense del fin de semana pasado, de local. La intensidad todavía no llega a ser la que pide Stillitano y la construcción del equipo llevará varias fechas. Por eso prueba el técnico. Y la de Vallejo puede decirse que fue un acierto.
El chico que el año pasado debutó en Primera de la mano de Claudio Graf (en su interinato) y que pasó un mal momento cuando falló su penal ante Talleres en la Copa Argentina (recibió duras críticas en sus redes) se vio mejor acompañado en la segunda etapa, cuando se vinieron las variantes que le aportaron un mayor peso ofensivo a un Independiente que no terminaba de animarse ante un local también indeciso.
Cazares, Martín Cauteruccio y Baltasar Barcia inyectaron dinamismo en ataque. Y ahí el Rojo tuvo algunas situaciones de peligro en el arco de Leonardo Burián. Pero ninguna muy clara, eso sí. Vallejo no se quedó quieto en ningún momento. Si no aparecía por la derecha es que se había corrido a la otra banda para sorprender por allí.
Incansable, cada vez que la pelota le llegaba generaba la sensación de que algo diferente podría ocurrir y eso, en un trámite aburrido, ya era bastante. Está claro que le falta rodaje al chaqueño que va ganando experiencia. Tiene un largo camino por andar, pero su frescura y su inconsciencia para gambetear se destacan entre tanto llano.
Vallejo viene asomando. De a poco, puede convertirse en cosa seria.