El 25 de enero de 1978, Independiente logró algo que difícilmente otro club pueda igualar: salir campeón con tres jugadores menos. Sumado a una increíble serie de acontecimientos extras, el título de Independiente en el Nacional ’77 puede tranquilamente calificarse como una verdadera epopeya.
Es muy difícil poder definir con exactitud una hazaña. En las discusiones de fútbol, es muy común que los hinchas se peleen por cuál triunfo o conquista fue mejor que otra, y nunca se llegan a poner de acuerdo. Pero lo que logró Independiente en Córdoba, es digno de un pedestal.
No habrá sido el primer equipo en ganar con tres jugadores menos, pero salir campeón… ese ya es otro cantar. Y además, con todos los condimentos que tuvo el partido, y todo lo que rodeó al mismo encuentro.
En primera instancia, es sumamente necesario para ser justos con la historia, decir que Talleres tenía un equipazo. Valencia, la Pepona Reinaldi, Hacha Ludueña… Jugaba lindo y había ganado muy bien su zona. Era claramente el favorito, parecía imbatible. Para colmo, como en la ida en Avellaneda no jugó bien, le robó un 1 a 1 que dejó un mensaje de historia terminada: “En Córdoba el Rojo se come cuatro”. Pero no.
Un 25 de enero de 1978, Bochini cumplía 24 años y vivía uno de los momentos más gloriosos de su carrera. Con su gol al final del partido, el Rojo empataba con Talleres y se consagraba campeón con 8 jugadores en la cancha. pic.twitter.com/BJA53mSNOG
— TNT Sports LA (@TNTSportsLA) 25 de enero de 2018
¿Querés la gorra qué ya tiene Sánchez Miño? ¡Conseguila en la Tienda InfiernoRojo! CLICK ACÁ
Y faltando quince minutos, la hecatombe. Bocanelli se alza en el área y le da un puñetazo a la pelota, que vence a Rigante y entra al arco. Gol de Talleres. 2 a 1. Explosión. Los jugadores de Independiente estallaron de la bronca, y vale decirlo, se pasaron de rosca en la protesta. Rubén Galván, Enzo Trossero y Omar Larrosa se fueron expulsados. Y no cayeron más porque a Barreiro se le caía la cara de vergüenza del gol que acababa de convalidar.
Los jugadores se querían ir de la bronca, lógico. Pero José Omar Pastoriza se levantó del banco de suplentes e hizo historia: “Vayan, jueguen, sean hombres y ganen”, les dijo palabras más, palabras menos.
Y apareció la mística. Con siete jugadores en campo, el Rojo atacaba con cinco. Entre Outes, Biondi, Bertoni y Bochini empezaron a tirar paredes. Increíble. Y una fue gol del Bocha, que disparó por arriba de Binelli y convirtió uno de los goles más increíbles de la historia del fútbol argentino.
Los últimos minutos fueron un parto. Rigante se tapó absolutamente todo, y el estadio del Barrio Jardín tuvo que atragantar el grito de campeón y aplaudir a un equipo de ocho ganadores que acababan de consagrarse campeones. Una historia del fútbol; una historia de INDEPENDIENTE.
