Daniel Montenegro, asesor deportivo de Independiente, se encuentra envuelto en una difícil situación con la comisión directiva de turno. ¿Cómplice o rehén?
Daniel Montenegro llegó a Independiente a fines de octubre del año pasado, quien sistemáticamente planteó sus ganas de tener un cargo en Independiente al fin cumplió su objetivo con una comisión directiva que ya venía maltrecha. Poco a poco, en su cargo comenzó a chocar con la realidad de un club inmerso en complicaciones.
La primera postura tomada fue la de cesar a Julio César Falcioni de su cargo, sin renovarle cuando culminó su contrato en diciembre y haciendo que el Emperador salga molesto de esto. Ya en segunda instancia, puso en la reserva a alguien de su confianza como lo es Claudio Graf. Posteriormente, en la búsqueda de un entrenador, fue vital en hacer llegar a Eduardo Domínguez al banco del Rey de Copas.
Sus complicaciones aparecieron en el delineado de un plantel, teniendo como premisa el hacer que Fabricio Bustos y Silvio Romero sigan en el club, pero ellos se fueron. Uno de ellos libre y conflictuado, el otro en un irrisorio préstamo. Ya en lo que respecta al libro de pases llegaron Alex Vigo y Leandro Fernández, de la mano de Christian Bragarnik, más un Leandro Benegas en el último día de libro de pases. Posteriormente, arribaron fuera de plazo Cazares y Poblete, quienes escapaban de la guerra.
Ya al hablar del segundo libro de pases, el actual, el manager pudo logar que se cierre a Iván Marcone y Facundo Ferreyra (también de la escudería Bragarnik) y posteriormente Edgar Elizalde. Para colmo, en el medio todos sus intentos de que Domingo Blanco, Andrés Roa y Carlos Benavidez sigan en el club fueron vanos y estos se fueron libres.
Sin lugar a dudas la figura del asesor deportivo quedó desdibujada, esto ante una dirigencia que poco ayudó con sus conductas a que este pueda desarrollar bien su trabajo, pero también teniendo nulos resultados positivos de su mano, con llegada de jugadores que vinieron gracias a la sombra de un representante que cada vez crece más y quedando marcado por las salidas de jugadores en libertad de acción o tropiezos rutilantes. Lo cierto es que, así como la dirigencia y el entrenador tienen su responsabilidad el asesor deportivo tendrá que rendir cuentas.