Diego Rodríguez: Poco para hacer en el primer gol, pero partícipe necesario para el golazo de su tocallo. Una, dos, tres veces lo probaron de media distancia en el primer tiempo, viéndolo adelantado. Apenas inició el complemento, un pelotazo de mitad de cancha – muchísima virtud del delantero de Atlético – lo encontró lejos del arco y terminó siendo el 0-2. En el tercero, con todo el equipo en ataque, no tuvo mucho para hacer.
Gabriel Vallés: Fue un calco del partido ante Atlético Tucumán en la ida. Rodríguez y Piris Alves llegaron en todo momento con libertado para encararlo, pasarlo y proyectarse por su sector. Salió tarde y mal, luego de un error de Morel Rodríguez, en lo que fue el primer gol de los tucumanos.
Cristian Tula: Flojísimo partido del central, que perdió en casi todas por abajo ante los delanteros rivales. No se mostró tranquilo y abusó de la “heroica improductiva” en ataque. Tuvo un cabezazo claro para marcar lo que hubiera sido el 1-1, pero la tiró afuera segundos antes de que pitaran el final del primer tiempo.
Claudio Morel Rodríguez: De lo peor del equipo, en defensa y en ataque. Perdió de arriba, a destiempo, en la pelota que terminó en el primer gol. Desarmó a la defensa, cruzándose de punta en ataque. Cosechó aplausos y ovaciones a rabiar con improductivas intervenciones, trepadas por su sector que terminaron, por citar un caso, con jugadas como las del tercer gol de Atlético.
Federico Mancuello: Sufrió, al igual que Vallés, la llegada de Piris y Rodríguez de frente, en soledad, lanzados en velocidad ante un mediocampo que no frenó a nadie. Terminó saliendo por una molestia.
Martín Zapata: Aceleradísimo, no aportó en los quites y distribuyó muy mal. Erró pases claros y limpios a poca distancia.
Franco Bellocq: Sin ser descollante, tuvo un auspicioso debut teniendo en cuenta el contexto del partido. Trató de jugar claro y a un compañero siempre. Con el resultado adverso, entró en la locura del resto de sus compañeros.
Daniel Montenegro: Poquísima participación, en la elaboración, en la definición, en los remates de media distancia. Se lo notó – al igual que en los anteriores 3 partidos – muy estático.
Matías Pisano: Otra vez, con muy poco, le alcanzó para ser el mejor de los 3 enganches que paró Omar De Felippe. Tuvo un buen remate al arco – gran atajada de Luchetti – y una buena habilitación a Fernández, en una pelota que se fue cerca. Después de eso, mucho barullo y poca claridad. Destaca ante la pésima actuación de sus dos compañeros por las bandas.
Federico Insúa: Similar a lo de Daniel Montenegro. Errático, poco efectivo para intentar jugar. Habilitó bien a Fernández en el primer tiempo, y no mucho más. Salió extenuado.
Adrián Fernández: Parece que cada vez que va a tener una chance, hace todo lo contrario a lo que debería hacer. No bajó una pelota a sus compañeros, tocó mal, siempre estuvo desatento a los desmarques. Muy apresurado a la hora de tener calma y lento cuando debió apurar, como en dos mano a mano que la pelota se le fue larga. Tuvo el gol, pero su remate de zurda se fue apenas desviado.
Martín Benítez: Todas las indicaciones que pudo haberle dado De Felippe y las intenciones del juvenil, se esfumaron al minuto de haber ingresado, con la bomba de Rodríguez y el 0-2. De todas formas, aún sin ninguna efectividad, fue quien buscó hacerse cargo de la pelota ante la pasividad de sus compañeros.
Sebastián Penco: A diferencia de Fernández, en las pocas que intervino intentó asociarse con sus compañeros. Metió el gol del 1-2 parcial, con un cabezazo de 9 clásico, de pique al piso al palo más lejano del arquero. Recibió otro centro, que cabeceó y atajó bien Luchetti.
Lucas Villalba: Le erró a la primera pelota que le quedó, al minuto de haber ingresado. Muy acelerado y nervioso.
Omar De Felippe: El sistema o los artífices: algo está fallando en el equipo de De Felippe que ya advirtió la necesidad de hacer cambios. Si bien es recién su segunda derrota en una rueda entera al frente de Independiente, se nota un retroceso evidente en el juego de su equipo.